El papel de las universidades católicas también ha estado presente el congreso que se ha celebrado en la Universidad Francisco de Vitoria con motivo de los 50 años de la revolución del mayo del 68. Daniel Sada, Rector de la UFV, advirtió del peligro de ser “irrelevantes en la sociedad que nos está esperando”, y por ello pidió “saber qué espera Dios de nosotros con la responsabilidad de tener una institución de enseñanza superior”. Si la tenemos, señaló, “es para ser revolucionarios, subversivos, para estar en la frontera, no para ser innocuos o irrelevantes”.
Entre el 8 y 10 de noviembre, tuvo lugar este congreso en el que se analizó el origen y las consecuencias del levantamiento de los jóvenes universitarios franceses a inicios del mes de mayo de 1968, y cuyas consecuencias afectan claramente a las generaciones siguientes. A lo largo de estos días han participado en el congreso personalidades del mundo de la cultura de la altura de Jean Sévillia, Gabriele Kuby, Jokin de Irala, Mark Regnerus, Francisco José Contreras o Fabrice Hadjadj.
Para recuperar esta relevancia de la universidad católica, explicó Sada, se necesitan dos cosas: por un lado, “entender lo que significa para el alumno estar en la universidad: no es lo que aprende sino lo que le pasa en su vida. Algo tiene que pasar en nuestras vidas”. Y también que algo tiene que ocurrir “para que nos convirtamos en bombas difusoras del bien. Trasformadores de lo que nos rodea. Y lo único que trasforma es el Amor”.
En segundo lugar, indicó que la Universidad Francisco de Vitoria ha hecho una profunda reflexión de la mano del Papa Benedicto XVI. Tenemos que ver “el modo en que usamos la razón. Hemos repensado las ciencias, las carreras que enseñemos aquí, para tener una cosmovisión diferente a como se ve en otra universidad”.
María Lacalle |
Ya en el acto de clausura, la Vicerrectora de la Universidad Francisco de Vitoria, María Lacalle, explicó que “tenemos trabajo con cosas hermosas que tenemos que decir al mundo”. E invitó a los asistentes: “El que quiera, sumarse a este proyecto”. Seguidamente Daniel Sada, volvió a tomar la palabra para explicar que lo que surja deberá estar vinculado “a lo que nos preocupa a todos: generar espacios en donde se puede hablar, y donde se no se criminalice la discrepancia”.
También señaló la importancia de “aprender la capacidad de escuchar y de ponerse en juego”; “saber generar hambre de algo que está en el corazón del hombre”; “tener alimento para dar”; y, finalmente, establecer “el compromiso de generar comunión entre personas y estructuras”.
También señaló la importancia de “aprender la capacidad de escuchar y de ponerse en juego”; “saber generar hambre de algo que está en el corazón del hombre”; “tener alimento para dar”; y, finalmente, establecer “el compromiso de generar comunión entre personas y estructuras”.
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