Así lo ha explicado Rosina Seral, de Familia Misionera, que esta Semana Santa partirá, una vez más, hacia Las Hurdes (Extremadura), "una zona que cuenta con la peculiaridad de que ni siquiera hay párroco, sino que es un diácono recién ordenado el que se encarga de atender pastoralmente a los diez pueblos de la zona", subraya.
Rosina explica a LomásRC los aspectos de la misión que le han marcado y sorprendido: desde las personas del pueblo y las parroquias... hasta la experiencia propia del misionero.
Los miembros de Familia Misionera también se han fijado en que las Iglesias son sobrias, pero a la vez, con qué cariño y cuidado están mantenidas. "Aquí tienen como tradición, el rezo del Via Crucis con los pasos de Cristo y la Virgen en el que participamos con el pueblo. Es una procesión muy querida en el lugar, sentida y sencilla. Lo más importante es que compartimos ese acompañar al Señor."
Rosina describe la labor de apostolado de las Misiones de Semana Santa como dos manos que se juntan. "Nosotros les aportamos una novedad con nuestra presencia que ellos perciben como la mano acogedora de la Iglesia que no les deja desamparados. Para nosotros es la satisfacción de recibir esa acogida, de llevar la esperanza de Jesús y, a la vez, de reavivar y fortalecer esa fe profunda que compartimos."
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