“Nuestras primeras misiones y desde casa... Una vivencia preciosa. Nos hemos sentido muy unidos con todos, como una gran familia unida en la oración y, a la vez, viviéndolo en la nuestra, que aun siendo más pequeñita se ha hecho más grande, más unida y sostenida en el amor a Dios.
Cada momento vivido y compartido en familia con los demás ha sido tan enriquecedor... El ratito de oración que más les llamó la atención a mis hijos fue cuando les conté que íbamos a acompañar a Jesús la noche del Jueves Santo a las once de la noche leyendo la lectura y haciendo la meditación juntos...
Así lo hemos sentido nosotros y así lo han sentido nuestros hijos, disfrutando y rezando junto a sus padres y sus amigos... de la mano de nuestros sacerdotes, siempre con CRISTO.
Al llegar el Domingo de Resurrección sentíamos una alegría por Cristo Resucitado y pena de terminar estos días, pero a la vez se ha encendido en nosotros un compromiso de seguir misionando día a día... ¡¡¡Qué más se puede pedir!!!
Aun así, pedimos poder disfrutar y vivirlas el año que viene más y mejor con todos vosotros”.
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