5 de febrero de 2020

José, alumno de Everest Monteclaro y camillero en Lourdes: “La alegría de los enfermos y su forma de afrontar la vida me hicieron reflexionar sobre lo verdaderamente importante”

José, camillero en Lourdes con la peregrinación diocesana
de Madrid, en octubre de 2019
Estamos en vísperas de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, día en el que la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Enfermo. José es un alumno de Everest School Monteclaro que en octubre pasado participó en la peregrinación diocesana de Madrid al santuario francés como camillero de la Hospitalidad. Hemos hablado con este chico de apenas 17 años y estudiante de 2º de Bachillerato y nos ha contado que “sin duda, ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en la vida y se la recomendaría a todo el mundo”. Tiene claro que volverá, aunque el año que entre en la universidad, donde espera estudiar Gastronomía en la Universidad Francisco de Vitoria. Sobre su decisión de acudir como camillero con confiesa que “el colegio hizo mucho, aunque sin el empujón de mi hermana no hubiese ido”.


José, ¿qué te motivó a ir con la Hospitalidad de Lourdes?

No me llamaba mucho la atención el ir una semana con desconocidos a ayudar a enfermos, pero nunca había escuchado una crítica sobre Lourdes. Con todo el que hablaba me animaba a ir. Es más, me aseguraban que volvería el próximo año.

A un camillero como tú, que iba por primera vez cuidando enfermos, ¿qué fue lo que más te impactó?
Además de cómo me acogió el equipo, la alegría de todos los enfermos y su forma de afrontar la vida. Me hizo reflexionar sobre qué es lo verdaderamente importante.

¿Qué experiencia has tenido anteriormente con el mundo de los enfermos?
La verdad es que, por suerte, nunca he tenido ningún familiar enfermo, aunque siempre me ha gustado ir a residencias a visitar a ancianos; que me cuenten sus historias y me hagan darme cuenta de la suerte que tenemos.


En tu caso concreto, estuviste muy al cuidado de un hombre adulto que se llama Francisco. ¿Cómo fue tu relación con él?
Fue una relación de amistad muy especial. Creo que, a ojos del mundo, estas personas son consideradas “inferiores” e incluso despreciadas por otros. Sin embargo, de Francisco he aprendido mucho más que de la mayoría de las personas que me rodean. Con él, he aprendido cuál es la verdadera felicidad, la sencillez y la humildad que le permitía dejarse ayudar por otros. Personalmente, considero que son tres virtudes de las cuales la sociedad de hoy en día carece.

¿Es verdad que hay más alegría en dar que en recibir?
Después de vivir esta experiencia sé que, por supuesto, llena mucho más entregarse a los demás que recibir. Creo que el corazón del hombre está hecho para darse a los demás sin pedir nada a cambio. Como dice en el Evangelio: “Dad gratis lo que gratis habéis recibido”.

¿De dónde se sacan fuerzas cuando estás cansado de dar? ¿La oración a la hora de tratar con los enfermos es importante?
De las sonrisas que te dan, que valen más que mil regalos. Por mi parte, la oración fue un pilar fundamental en Lourdes, ya que somos instrumentos de Dios y para llevarle a Él a los demás, antes debemos tenerlo nosotros.

¿Qué le dirías a un joven como tú que se está dudando en ir a Lourdes con enfermos?
Que es una experiencia que jamás va a olvidar. Desde el momento en el que te subes al autobús te sientes a gusto, como si hubieses estado con todas las personas del autobús una vida; y, en mi caso, he descubierto lo que es ser plenamente feliz.


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