Momento en el que las consagradas renovaron sus votos y promesas propias en el marco de la celebración del 50 aniverario |
“Las consagradas del territorio de España nos reunimos para celebrar el 50 aniversario de las Consagradas del Regnum Christi durante el puente de la Inmaculada. Iniciamos la celebración con la Hora Eucarística del jueves 5, la cual nos ayudó a profundizar en el sentido del Jubileo. El viernes 6 y el sábado 7 seguimos un horario con una estructura semejante, articulado en torno a tres grandes bloques:
Momentos de oración juntas cuidando especialmente la liturgia. El viernes compartimos bienes del espíritu a través de un encuentro con Cristo por equipos heterogéneos con personas de todas las comunidades. Seguimos algunas pautas de un documento que está en borrador en la dirección general y que nos permitieron tener, orientado a la renovación del encuentro con Cristo desde nuestro carisma y fue realmente un momento de mucha gracia que todas disfrutamos y aprovechamos. El sábado tuvimos una adoración sencilla a la luz de la Palabra con el texto del profeta Ezequiel que nos ha acompañado durante todo este año jubilar (Ez,37).
Momentos de contenido sobre la propia historia y misión
Durante las mañanas tuvimos, el viernes, una introducción de nuestra directora territorial Ana López enmarcando el sentido de estos días y el espíritu con el que estábamos llamadas a vivirlo e iluminando el futuro próximo del territorio desde algunas líneas del plan territorial para el 2020.
A continuación tuvimos una mesa redonda en la que participaron seis consagradas compartiendo experiencias a lo largo del tiempo de nuestra historia sobre nuestra vida interna y el espíritu con que se vivieron algunas fundaciones. El sábado tuvimos otra mesa redonda donde el tema a compartir fue el modo de realizar la misión en secciones de Reino y ECYD, y en colegios a lo largo de nuestra historia. Ese día tuvimos la gracia de conectarnos por Skype con Gloria Rodríguez, que nos impartió una conferencia profunda sobre nuestra historia y misión a la luz, también, del texto de Ezequiel 37.
Momentos de contenido sobre la propia historia y misión
Durante las mañanas tuvimos, el viernes, una introducción de nuestra directora territorial Ana López enmarcando el sentido de estos días y el espíritu con el que estábamos llamadas a vivirlo e iluminando el futuro próximo del territorio desde algunas líneas del plan territorial para el 2020.
A continuación tuvimos una mesa redonda en la que participaron seis consagradas compartiendo experiencias a lo largo del tiempo de nuestra historia sobre nuestra vida interna y el espíritu con que se vivieron algunas fundaciones. El sábado tuvimos otra mesa redonda donde el tema a compartir fue el modo de realizar la misión en secciones de Reino y ECYD, y en colegios a lo largo de nuestra historia. Ese día tuvimos la gracia de conectarnos por Skype con Gloria Rodríguez, que nos impartió una conferencia profunda sobre nuestra historia y misión a la luz, también, del texto de Ezequiel 37.
El viernes nuestro momento privilegiado de mística consistió en un juego organizado por la comunidad de Barcelona que incluía tres partes: un jeopardy, un Kahoot y un "50 consagradas dijeron". Todo giraba en torno a preguntas que tenían que ver con puntos de nuestra vida, de nuestras constituciones, tradiciones y aspecto simpáticos.
Y el momento de mística por excelencia del sábado fue una sobremesa familiar que comenzó con la intervención de unas consagradas del centro de formación que espontáneamente se vistieron como las primeras y empezaron a cantar canciones de esa época; la sobremesa se prolongó cantando todo tipo de canciones juntas entre las que no pudieron faltar: "Loco", "Ven y enciende", etcétera. Estos momentos resultaron divertidos, entrañables y de mucha unión.
Entre una actividad y otra fuimos intercalando la protección de los vídeos grabados por cada comunidad en los que se presentaba cada consagrada y nos compartían su misión apostólica actual y sus sueños para el futuro próximo. Fue una manera más de tener presentes y unirnos a todas las consagradas del mundo.
El gran día fue el domingo en el que tuvimos por la mañana Rosario solemne y a continuación fuimos a hacer deporte en la Universidad Francisco de Vitoria. Fue enorme la participación en basket, voleibol y hasta fútbol, además de las que estuvieron en el gimnasio o en la piscina.
Todas las comidas fueron muy agradables por la convivencia entre todas, y ésta del domingo lo fue especialmente. Tanto la comida como el picoteo de la cena de ese día fueron servidas por el catering de Altius, que es la fundación que lleva toda la obra social del Regnum Christi en España. Eso fue también muy bonito pues todo quedaba dentro de la familia y tenía un sentido de ayuda y de solidaridad.
Por la tarde tuvimos labores para, entre todas, preparar la casa para acoger al resto de la familia del Regnum Christi y amigos que vinieron a acompañarnos y a celebrar con nosotras en la Misa y el posterior picoteo. Como era puente era poco probable que vinieran muchas personas, aun así nos reunimos unas 380 personas y, con la colaboración de todas, pudimos acomodarlas tanto en la capilla como en un auditorio habilitado con una pantalla para seguir la Misa. La Misa la concelebración 21 sacerdotes legionarios de Cristo y 2 sacerdotes diocesanos amigos y, durante la misma, todas las consagradas realizamos la renovación de nuestros votos y promesas propias.
Y el momento de mística por excelencia del sábado fue una sobremesa familiar que comenzó con la intervención de unas consagradas del centro de formación que espontáneamente se vistieron como las primeras y empezaron a cantar canciones de esa época; la sobremesa se prolongó cantando todo tipo de canciones juntas entre las que no pudieron faltar: "Loco", "Ven y enciende", etcétera. Estos momentos resultaron divertidos, entrañables y de mucha unión.
Entre una actividad y otra fuimos intercalando la protección de los vídeos grabados por cada comunidad en los que se presentaba cada consagrada y nos compartían su misión apostólica actual y sus sueños para el futuro próximo. Fue una manera más de tener presentes y unirnos a todas las consagradas del mundo.
El gran día fue el domingo en el que tuvimos por la mañana Rosario solemne y a continuación fuimos a hacer deporte en la Universidad Francisco de Vitoria. Fue enorme la participación en basket, voleibol y hasta fútbol, además de las que estuvieron en el gimnasio o en la piscina.
Todas las comidas fueron muy agradables por la convivencia entre todas, y ésta del domingo lo fue especialmente. Tanto la comida como el picoteo de la cena de ese día fueron servidas por el catering de Altius, que es la fundación que lleva toda la obra social del Regnum Christi en España. Eso fue también muy bonito pues todo quedaba dentro de la familia y tenía un sentido de ayuda y de solidaridad.
Por la tarde tuvimos labores para, entre todas, preparar la casa para acoger al resto de la familia del Regnum Christi y amigos que vinieron a acompañarnos y a celebrar con nosotras en la Misa y el posterior picoteo. Como era puente era poco probable que vinieran muchas personas, aun así nos reunimos unas 380 personas y, con la colaboración de todas, pudimos acomodarlas tanto en la capilla como en un auditorio habilitado con una pantalla para seguir la Misa. La Misa la concelebración 21 sacerdotes legionarios de Cristo y 2 sacerdotes diocesanos amigos y, durante la misma, todas las consagradas realizamos la renovación de nuestros votos y promesas propias.
Lo que muchas consagradas han destacado de estos días ha sido la sencillez, el poder escucharnos entre nosotras y el fruto de valoración de la propia vocación y misión que se desprende de ello; lo benéfico de un horario que contenía momentos muy ricos y que brindaba la posibilidad de encuentros, de interiorización, de paz... Lo cuidado de la liturgia y de los momentos de oración juntas.
El gran tesoro de estos días fue cada una de las consagradas y el buen espíritu con el que cada una vivió y se donó a las demás. Un momento de especial calado fue la Misa del día 8, junto con toda la familia del Regnum Christi y la renovación de votos.
Vivimos el fin de semana en torno a tres verbos: recordar, proyectar y celebrar; bajo la inspiración de la frase del documento "Alegraos": “Mirar el pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza”.
Salimos del encuentro fortalecidas y esperanzadas, muy unidas a todas las consagradas del mundo, especialmente a las primeras, y con un hondo recuerdo agradecido hacia las que nos han precedido en el cielo y hacia todas aquellas que compartieron con nosotras una parte importante del camino y luego han continuado por otros derroteros. Nos ha ayudado seguir purificando el corazón reconociendo las sombras de nuestra historia, pidiendo perdón por nuestras faltas y por las personas a quienes hemos herido y experimentando un profundo amor y deseo del mayor bien para cada una de las que han sido nuestras hermanas a lo largo de todos estos años.
Salimos agradecidas, sobre todo, con nuestra Madre la Iglesia y, esencialmente, con Dios, con Jesucristo, Nuestro Rey, y con un deseo renovado de hacer presente su Reino de la mano y bajo la protección de la Virgen María”.
El gran tesoro de estos días fue cada una de las consagradas y el buen espíritu con el que cada una vivió y se donó a las demás. Un momento de especial calado fue la Misa del día 8, junto con toda la familia del Regnum Christi y la renovación de votos.
Vivimos el fin de semana en torno a tres verbos: recordar, proyectar y celebrar; bajo la inspiración de la frase del documento "Alegraos": “Mirar el pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza”.
Salimos del encuentro fortalecidas y esperanzadas, muy unidas a todas las consagradas del mundo, especialmente a las primeras, y con un hondo recuerdo agradecido hacia las que nos han precedido en el cielo y hacia todas aquellas que compartieron con nosotras una parte importante del camino y luego han continuado por otros derroteros. Nos ha ayudado seguir purificando el corazón reconociendo las sombras de nuestra historia, pidiendo perdón por nuestras faltas y por las personas a quienes hemos herido y experimentando un profundo amor y deseo del mayor bien para cada una de las que han sido nuestras hermanas a lo largo de todos estos años.
Salimos agradecidas, sobre todo, con nuestra Madre la Iglesia y, esencialmente, con Dios, con Jesucristo, Nuestro Rey, y con un deseo renovado de hacer presente su Reino de la mano y bajo la protección de la Virgen María”.
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