8 de mayo de 2019

Testimonios | El primer Camino de Santiago en familia de Cumbres School Valencia, contado por sus protagonistas

Las familias de Cumbres School Valencia, acompañadas por el P. Wagner, L.C., han realizado la primera edición del Camino de Santiago y quieren compartir con LomásRC sus testimonios. Han sido "unas cuantas emociones", expresa Pilar Bosch, ya que los peregrinos han vivido fuertes experiencias que te compartimos directamente de lo que ellos mismos ha redactado sobre estos días de Camino. Sus conclusiones son espiritualmente enriquecedoras, no te quedes sin conocerlas. 




Mónica Camino
Ha sido un camino precioso, a pesar de la lluvia y el granizo, era nuestra primera vez de peregrinos y aunque llegamos agotados estábamos felices. Sólo puedo dar gracias a Dios por estos maravillosos días, por cada familia que nos ha regalado para acompañarnos en tan bonito viaje, por toda la complicidad y la alegría. Me han dado un gran testimonio como familias a la hora de afrontar el mal tiempo y el cansancio, nada nos hacía desistir de nuestro compromiso de acabar el recorrido del día y de disfrutar de cada momento, ofreciendo los momentos difíciles a Dios.

Cuanta generosidad cuando a alguno le costaban esos últimos kilómetros y alguien venía con una sonrisa a dar ánimos y acompañar. Los niños me han sorprendido gratamente, habían niños desde los 7 hasta los 14 
años, y lo han hecho fenomenal. Que bonito compartir con gente que vive de la mano de Dios.

Y por último agradecidos con el P. Wagner por tanto cariño y lo bien cuidados que hemos estado, espero poder repetir el próximo año, Dios mediante, me quiero emocionar otra vez al llegar a la Catedral.


Antonio Vela
Para mí ha sido un privilegio vivir el Camino con familias cristianas y con valores profundos y claros. Los hijos estaban todos dispuestos al esfuerzo y al sacrificio al que obligaba a cubrir la distancia, a convivir con su familia y con las otras, a disfrutar del logro de objetivos, quizá sin entenderlo del todo. Creo firmemente que la suma de fe, amor y educación han hecho de todos y cada uno algo grande.

Marta Trenor
Ha sido una experiencia vital maravillosa. Una forma de descubrirnos interiormente a nosotros mismos y a nuestra familia. Te sorprendes a ti mismo al ver que los límites te los pones tú... Ni las ampollas, ni las tendinitis, ni la intensa lluvia que nos ha acompañado nos han podido frenar. La euforia, la fuerza del Espíritu Santo y la belleza de los lugares que atravesamos nos hacía andar con la misma o, incluso, más ilusión que el día anterior. 


Este viaje nos ha regalado momentos de calidad maravillosos como los kilómetros andados al lado de tus hijos escuchándoles abrirse a ti, viendo orgullosos cómo ellos mismos luchaban contra sus debilidades. Hemos compartido experiencia, además, con un grupo de gente que nos conocíamos poco o nada, pero unidos por la fe y la ilusión hemos creado un vínculo que ya nos unirá para siempre.


Familia Balaguer Ferriol
Solamente podemos definir con una palabra la experiencia de la primera edición del Camino de Santiago Cumbres School Valencia: ¡Inolvidable!

Estamos seguros que a cada uno de nosotros se nos ha quedado grabada en la memoria imágenes y vivencias que hemos experimentado estos días y que recordaremos con alegría a lo largo de nuestras vidas. Queremos destacar por encima de todo el magnífico grupo que nos ha acompañado, sin los que el Camino no hubiera sido tan satisfactorio.

Gracias por estar con Jacobo, para él ha sido un Camino de juegos, amigos... Gracias por la la ayuda con Blanca, cantando, hablando, contándole anécdotas, llevándola al brazo, poniendo música... Y Nacho con su gran grupo, se ha lleva un recuerdo fantástico. Queremos resaltar la labor que ha realizado el P. Wagner que nos ha arropado durante todo el trayecto.

El Camino ha sido un reto y un esfuerzo personal para cada uno de nosotros; nos ha servido para reflexionar, desconectar, acercar, dialogar, rezar, disfrutar de la naturaleza, convivir y en los momentos de dificultad siempre hemos tenido el apoyo de todos vosotros.

Pilar Bosch
Nos fuimos con una mochila, donde lo que menos podíamos encontrar era ropa, estaba cargada de emociones que queríamos sacar de nosotros mismos para ir dejándolas por el camino. Emociones, que representaban, sobre todo, mis miedos. Miedos que una vez superados cada uno de los kilómetros que anduvimos, se iban convirtiendo en alegrías, tristezas, enfados… y cada una de estas emociones, a su vez, se dirigían en una u otra dirección, en función de cómo se sentía el otro. ¡Claro! Hasta ahora había caminado sola.

En dos de las ocasiones que solíamos parar a lo largo de una etapa, anotábamos la emoción de ese momento. Recuerdo con pesar la primera emoción que mi hijo relató en una minúscula cartulina, enfado. Tras haber caminado unos escasos 8 km de los 19,7 de la primera etapa ya no quería seguir, empezaba ya a quejarse del dolor de las piernas y a verbalizar palabras que no me gustaban.

Seguimos caminando cogidos del brazo… y como pudimos terminamos la primera etapa ¡Primer día superado!. Mi corazón rebosaba alegría. Tras la ducha tan deseada, le dije a mi hijo que íbamos a anotar la segunda emoción que nos faltaba. Pensé ¡seguro que se siente como yo! ¡Va a elegir alegría! Pero no fue así. Seguía enfadado, enfadado con el camino, con Santiago y conmigo y me atrevería a decir, que hasta con él mismo. Así que tras disimular mi cara desencajada le dije que debíamos acudir a la misa que el P. Wagner celebraba cada día en el monasterio.

“Gracias Padre, a través de su homilía, Dios me volvía a dar las fuerzas, me volvía a cargar

las pilas. La tristeza del momento se dirigía ahora hacia una alegría que yo podía transmitirle a mi hijo y con convicción, fortaleza y entusiasmo, le bendecía y de nuevo le decía ¡Confío en ti!”.

Los días con sus etapas se iban sucediendo, vivencias inolvidables que volvería a repetir mañana mismo, una y otra vez. Al fin y al cabo, el Camino nunca será el mismo, los colores, los olores, las conversaciones, nosotros y nuestras circunstancias… ya nada es igual.

La emoción que más me tocó el corazón fue la del tercer día. Escogió la cartulina, cuyo color simbolizaba la tristeza y posteriormente anotó. “Estoy triste porque creo que mi madre ha pagado un viaje que no voy a poder terminar” (menos mal que dijo “creo” porque pensé que me daba un ataque). Su tristeza hizo que me levantara, le cogiera del brazo y no mirara atrás. Había que poner reglas, normas, pautas… Tramo con pendiente hacia abajo: trotamos. Tramo con pendiente hacia arriba: paso coto y ligero. Tramo llano: zancada grande.

A la hora de comer habíamos terminado la etapa, así que tras un brindis, comimos. ¡Eso sí! con las piernas en alto.

Al día siguiente, J.L escogía la cartulina amarilla de alegría y gestionaba con el P. Wagner la vuelta a la segunda edición de este Camino en Familia.

Si alguien me preguntara ahora qué debe hacer para preparar el Camino, le diría: “No hay entrenamiento que valga. Ponte en marcha, reza y escucha a tu corazón, porque no estas solo
, Él está aquí, entre tu y yo”.

José Ramírez
"El camino en sí mismo es un reto, pero insignificante si lo comparo con expresar en unas líneas el testimonio de lo que ha sido. Por más que me esfuerce creo que no seré capaz.
Pensándolo bien esta es la misma sensación que teníamos todos antes de empezar.

Todos, Aitana, Álvaro, Ana, Antonio, Blanca, Daniel, Gabriel, Héctor, Isabela, Jacobo,

Jacobo, Jose, Jose A., Jose Luis, Loli, María José, Marian, Marta, Marta, Marta, Mónica, Nacho, Pablo, Pilar, Roberto, Rocío, Sofía, Wagner, Yago y Yago, forman parte de mi camino, del Camino y por tanto aparecen en mi testimonio.

A medida que hacíamos kilómetros los miedos iban desapareciendo, los menores respondían y los mayores nos relajábamos. Como si de una ley física se tratara, los metros no se andan solo se transforman. Se van convirtiendo en charla, escucha, observación, algún incomodo dolor, algún tropiezo, una tirita, una oración, reponer fuerzas y final de etapa. Muchos momentos y cada uno inolvidable, el Padre Wagner insiste “grande Jose, vive el momento” y eso he hecho".



1 comentario:

  1. Quique Garcia28/4/22, 18:29

    El Padre Wagner nos invitó y allí nos fuimos de cabeza la familia al completo. Muchos kilómetros por delante, grandes dosis de ilusión y litros de agua en la aplicación del tiempo. Aunque estábamos preparados para superar todos los obstáculos, Luisa y Chumi insistían una y otra vez… "…confiar en Santa Clara…".

    La realidad es que el Señor nos puso una alfombra en el camino y la Virgen nos protegió de la lluvia con su manto. Los obstáculos que temíamos se convirtieron desde la primera etapa en compañerismo, ayuda, alegría, disfrute, canto, rosarios, y una lección de vida de todas las personas que nos rodeaban. El sol no sólo lució en el cielo, sino que también se dejó sentir en el interior de cada uno de nosotros. Todas las personas con las que compartíamos cada paso, eran verdadera luz.

    Con nuestras mochilas montamos un altar. Era como si le ofreciésemos al Señor nuestras cargas. Cargas del día a día de las que nos pudimos desprender para conectar cada vez más con la creación del Señor y con la belleza de cada persona con la que compartimos el camino. Se hizo evidente que juntos en comunidad y con el Señor podíamos mucho más que cada uno por separado.

    Conocimos gente maravillosa y fuimos testigos de la gran familia de familias que es Cumbres y de aquellos que guían su proyecto (Padre Wagner, Padre Ramón y Padre Sebastián).

    Gracias por dejarnos esta huella que María los peques y yo recordaremos siempre.

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