20 de febrero de 2019

Elena: "Tocar al enfermo se convierte en un acto de adoración al Cristo crucificado en la carne del hermano"

Elena Morales, consagrada del Regnum Christi, es ministra extraordinaria de la Eucaristía en el Hospital Clínico San Carlos, de Madrid. Con motivo del día de la Virgen de Lourdes y la jornada mundial del enfermo, ella quiso compartir lo que ha vivido como voluntaria en el hospital. Lo que cuenta Elena son "pequeñas pinceladas" de lo que estas experiencias han hecho en su vida espiritual. Cuidar de los enfermos se ha vuelto su oración y acto de veneración a Jesucristo crucificado.


Elena
Hoy, 11 de febrero, la Iglesia celebra la Virgen de Lourdes y Juan Pablo II instituyó en este el día de la jornada mundial de los enfermos. Bajo la mirada de esta madre os quiero compartir un poquito de la experiencia maravillosa de ser ministra de la Eucaristía en el Hospital Clínico San Carlos. Soy Elena Morales, Consagrada del Regnum Christi, y llevo cuatro años en este servicio pastoral visitando a los enfermos y sus familias. Fue el padre Gaétan Kabasha (en la foto a la derecha), el que invitó al Regnum Christi a colaborar. Y desde entonces, hemos ido consagradas y consagrados a este voluntariado.

Al entrar en cada habitación, en la UCI, en salas de reanimación, en urgencias, entro en un lugar sagrado, y tocar al enfermo se convierte en un acto de adoración al Cristo crucificado en la carne del hermano. Es difícil de explicar pues son vivencias espirituales únicas y profundas. Un día una anciana lloraba en su habitación y pedía ayuda, entré y la encontré desnuda, sola, llena de una erupción cutánea que cubría su cuerpo, gemía. Le administraron una medicina que le provocó esta alergia; después de preguntar a las enfermeras, volví a la habitación, la enferma tenía que esperar a que poco a poco se le fuera pasando. Me pidió que le untase una crema, lo hice con cariño y veneración. Ha sido la mejor oración sobre la Pasión del Señor.

Es muy hermoso dejarse llevar por el Espíritu Santo, es tan frecuente... ¡pero no dejo de admirarme continuamente!. La semana pasada de equivoqué de habitación, al decirle a este paciente que esperaba a otra enferma para darle la comunión me dijo, yo le he pedido al Señor que viniera, que no me dejase sola, ¡y usted está aquí!

Para mí el ámbito de la enfermedad es un momento privilegiado para la evangelización, alimentar la fe, la esperanza, dar sentido, descubrir el querer de Dios. Necesito ser una buena samaritana que busca dar amor, cariño, consuelo y, sobre todo, al Señor, que es el Único que puede responder a sus preguntas. Pero mi experiencia es que los enfermos te dan mucho más de lo que pobremente puedo dar. Cuántas personas he visto llorar al recibir la comunión, cuánto fervor, me conmueve como algunos empiezan a cantar cantos eucarísticos, besan la imagen de María, en fin, yo salgo edificada de mis hermanos amados.

Estas son pequeñísimas pinceladas de lo que vivo en este mundo del hospital. Os invito a pedir siempre por los enfermos, hermanos nuestros, que tanto necesitan de nuestras oraciones.



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