De la facultad de Fisioterapia; Violeta, José Bernardo y Vicente, y de medicina: María, Cristina y Santiago. Todos ellos decidieron dedicar un tiempo a envasar menús y entregar alimentos a familias necesitadas.
Santiago explica que “su colaboración es sólo un parche”. Este profesor es consciente de que lo ideal sería “que la sociedad estuviera organizada, que no hubiera paro, y que cada uno encontrase su lugar, pero como no es así todos tenemos que ayudar”.
Cristina confiesa que “esto es más útil de lo que pensaba, no es ninguna tontería y hacemos falta”. Mientras su compañera María explica que “no tenemos ni idea de lo que hay cerca de nosotros. No hace falta irse a África para ver que hay gente que no tiene para comer”. Ambas nos dicen que “estamos desinformados de la realidad en que vivimos”. Para Violeta “es necesario salir de la rutina, pararse y reflexionar”.
Nos transmiten que desde su punto de vista hay desconfianza hacia la gestión que se realiza desde las instituciones, “la gente sí quiere ayudar, pero desconfía que la ayuda llegue al destino adecuado”. En este caso están contentos con su experiencia “porque en la Fundación Altius la ayuda es directa y tratas directamente con la persona necesitada”.
Lo que más le ha gustado a Santiago es que en Altius no hay paternalismos en el trato a las personas. “El contacto es muy directo y es de lo más natural. La gente llega con confianza, como si fuera al supermercado”.
Todos destacan la buena organización en el reparto de comida. Y que repetirían la experiencia. José y Violeta tienen claro que contarán a sus alumnos la experiencia y los animarán a que participen de alguna manera. “Hay que ayudar de modo práctico –declara José– tenemos que vivirlo para ver que es real”.
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