Una impronta imborrable en los jóvenes
Este formador de Highlands School Barcelona nos cuenta “que mientras recorren el Camino hasta Santiago y entran en contacto con sus gentes y lugares, los alumnos realizan un itinerario espiritual que les deja una impronta imborrable”. Y esto es así tanto en el plano espiritual como en el de las relaciones humanas.
“Nos acompaña siempre un sacerdote que nos va abasteciendo de esa espiritualidad que nos mete de lleno el Camino en toda su dimensión, esencialmente a través de las oraciones de cada día, una breve plática con los chavales tras cada cena y la misa diaria del peregrino -señala-. Este año, además, el día antes de llegar a Santiago tuvimos una Hora Eucarística para disponernos de la mejor manera al encuentro con el Apóstol”.
Por último, Miguel Maristany nos ayuda a entender que el Camino, además, facilita la relación entre los alumnos y los profesores: “Diría que la relación más espontánea y distendida que se establece entre los alumnos y los acompañantes nos brinda un clima maravilloso para profundizar en el acompañamiento humano y espiritual de los chavales”. En resumen, una oportunidad única que ayuda al alumno a encontrarse consigo mismo, con sus amigos y profesores, y con Dios mismo.
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