Hoy, explica que es un experiencia que le ha reforzado en su fe. En ese momento, su decisión también fue firme: ir a quirófano y someterse al tratamiento que hiciese falta. En la operación, le seccionaron por error una arteria, pero, una vez concluida la intervención, ella dijo: "¡Estoy fenomenal!". Su actitud después de la operación también llamó la atención de los trabajadores del hospital, cuenta el artículo, que se decían unos a otros: "¡Id a ver a la de la 323! No parece que le hayan extirpado un tumor cerebral".
Ana es, refleja el artículo, de ese siete por ciento de enfermos de gliobastoma que no muere pasado el año. Además, desde su trabajo en la selección de talentos han añadido un área más: la atención y asesoría profesional a las personas que hayan superado un tumor cerebral. Lee la historia completa aquí.
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