Desde Barcelona un grupo de responsables del ECYD le acompañará en este gran día, y para todos, a la vuelta de Roma, celebrará su primera misa en el colegio Highlands el 12 de enero, a las 9:00 hrs., y en el colegio Real Monasterio de Santa Isabel, el 21 de enero.
¿Cómo está viviendo estos días previos a su ordenación sacerdotal, P. Edwin?
Con mucha emoción, buscando profundizar los pasos del rito de la ordenación. Son días en que busco compartir esta hermosa espera y sé que muchos comparten esta alegría que siento.
¿Qué es lo que más le apasiona de su futuro ministerio sacerdotal?
Con sinceridad, es la administración de los sacramentos lo que más me apasiona, el hecho de ser instrumento de Dios me llena de gran emoción. También me llena de satisfacción poder acompañar a las personas en su peregrinación en la Tierra, me gusta mucho ayudar a que los demás puedan salir al encuentro del Señor. El sacerdote es alguien que está para los demás y en muchas ocasiones tiene que actuar como padre y hermano de los demás y eso me llena de gran satisfacción: poder estar para los demás. Cuando llego cansado a la cama y veo es por el trabajo apostólico, me llena de gran satisfacción. Si esto me ha pasado como diácono, no me puedo imaginar cómo será como sacerdote.
Desde su ordenación diaconal ya está viviendo el sacerdocio, ¿cómo se ve la tarea apostólica ahora a diferencia de cuando era solo religioso?
Cuando era religioso trataba de vivir mi tarea apostólica de cara a un futuro ministerio sacerdotal, hoy se ha hecho tangible al ser capellán del Highlands Barcelona. Veo en mi tarea apostólica la responsabilidad de saber estar para los demás. El sacerdote ya no se pertenece sino que es un medio donde Dios actúa para poder derramar su gracia a través de él.
Bueno, yo no diría vértigo pero sí entra mucho la reflexión al ver todos los pasos que he dado para llegar a este maravilloso punto. Es un momento muy soñado y que deseo seguir meditando, pues lo que está por suceder el próximo 16 de diciembre no es un fin, sino es un nuevo comienzo. No se puede decir que uno ya se encuentra preparado para recibir una sorpresa, tengo conciencia de que el sacerdocio está lleno de ellas, y a Dios estar lo mejor preparado para recibirlas y asimilarlas. Lo que sí es cierto es que finaliza una etapa que ha sido el fundamento de este nuevo comienzo y ha llegado el momento de inaugurar este edificio que Dios ha construido. A lo largo de la formación se han sentado los fundamentos para que se levante.
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