Un ejemplo de ello ha sido la Universidad Anáhuac de México que se ha convertido en centro de acopio desde el mismo día del terremoto. En ella, la comunidad universitaria, vecinos, empresas y sociedad civil han sumado esfuerzos para ayudar donando víveres, material y equipo médico y enviando brigadas médicas y psicológicas en las zonas afectadas, preparando comida para voluntarios, brigadistas y prestando automóviles y camiones para llevar la ayuda reunida a los diversos estados afectados.
Un día después del terremoto, desde los dos centros de acopio de la Universidad salieron 12 camiones, con 60 toneladas de víveres, y más de 75 vehículos entre camionetas, coches y motocicletas con equipo de rescate, equipo médico y comida para zonas afectadas de la Ciudad de México. El siguiente día, la ayuda se envió a Puebla, Estado de México, Ciudad de México y Morelos con el apoyo de 24 camiones de carga, proporcionados de manera altruista por empresas solidarias que se han sumado, con capacidad de casi 100 toneladas, y decenas de vehículos particulares, que transportaron víveres, material de limpieza, material de rescate, medicamentos y botiquines, entre otros. Y de igual forma los días sucesivos.
Un día después del terremoto, desde los dos centros de acopio de la Universidad salieron 12 camiones, con 60 toneladas de víveres, y más de 75 vehículos entre camionetas, coches y motocicletas con equipo de rescate, equipo médico y comida para zonas afectadas de la Ciudad de México. El siguiente día, la ayuda se envió a Puebla, Estado de México, Ciudad de México y Morelos con el apoyo de 24 camiones de carga, proporcionados de manera altruista por empresas solidarias que se han sumado, con capacidad de casi 100 toneladas, y decenas de vehículos particulares, que transportaron víveres, material de limpieza, material de rescate, medicamentos y botiquines, entre otros. Y de igual forma los días sucesivos.
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