Omella quiso comenzar la tertulia felicitando al Regnum Christi de Barcelona por las actividades que hace año tras año, “y manteniendo siempre el mismo espíritu y compromiso".
Lo primero, ser cristianos orantes, mujeres y hombres de Dios
Ante la pregunta de cuáles cree que son los retos que tiene que trabajar la archidiócesis de Barcelona en los futuros años -y el movimiento, por tanto, como parte de la Iglesia de Barcelona-, el cardenal marcó como primer desafío la liturgia y la oración, "ser cristianos orantes, hombres y mujeres de Dios", destacando que “en la oración está la fuerza de todo. Es el alma". También apuntó la formación como segundo reto, especialmente el contacto con la Biblia y especialmente a los pequeños". En tercer lugar, la caridad: "Es otro reto: ser solidario", apuntando que no es creíble una iglesia que no se compromete con la pobreza.
Ante la pregunta de cuáles cree que son los retos que tiene que trabajar la archidiócesis de Barcelona en los futuros años -y el movimiento, por tanto, como parte de la Iglesia de Barcelona-, el cardenal marcó como primer desafío la liturgia y la oración, "ser cristianos orantes, hombres y mujeres de Dios", destacando que “en la oración está la fuerza de todo. Es el alma". También apuntó la formación como segundo reto, especialmente el contacto con la Biblia y especialmente a los pequeños". En tercer lugar, la caridad: "Es otro reto: ser solidario", apuntando que no es creíble una iglesia que no se compromete con la pobreza.
También se abordó el cambio de época que vive la sociedad y, con ella, la religión. “Hemos pasado de una sociedad monolítica a una sociedad plural, donde parece que ya no se necesita a Dios”, dijo Omella. En este escenario, el arzobispo de Barcelona respondió que la Iglesia debe ser un elemento de cohesión y esperanza, y debe mirar hacia el futuro, y mientras no lo seamos y miremos hacia atrás con nostalgia estamos perdidos. Hay que mirar hacia el futuro". Omella insistió en tener una mirada positiva, ser capaces de ver y reconocer "los jalones y la presencia del Reino que ya está aquí".
Apuntó que la cultura cristiana, con sus valores, debe dar mucha esperanza y actuar con valentía. Hizo hincapié en que esta "es una labor sobre todo de las familias, fundamentales para el Evangelio", e ilustró este trabajo con el ejemplo de las familias del Camino Neocatecumenal, que se sienten llamadas a la misión, y que dicen: "Aquí estamos con nuestros hijos, envíenos donde sea".
Un encuentro personal con Cristo vivo del Cardenal
Un encuentro personal con Cristo vivo del Cardenal
En un momento de la entrevista, se le preguntó a Omella si podía compartir algún experiencia de encuentro personal con Jesucristo vivo. "Se ruboriza uno, ni se lo sabría decir casi al director espiritual…", confesó.
Y empezó a contar que él no había tenido esas experiencias fundantes que cambian de golpe la vida por un encuentro con el Señor, sino que fue conociéndolo desde siempre, desde pequeño. "Pero sí hay momentos, como dice san Ignacio en los ejercicios, de una consolación que te llevan a decir: aquí ha habido algo, un antes y un después", explicó. "Y si ha habido algo así en mi vida podría decir -y lo digo con temor y temblor- que es cuando llevo 19 años de cura, y pienso que necesito un tiempo para profundizar en mi vida espiritual, un tiempo sabático".
Omella pasó tres meses largos en Jerusalén, y después de un curso de Biblia hizo un mes entero de ejercicios: "Tengo que decir que aquello marcó mi vida. Cuando leo que el pasaje de Elías en la montaña, cuando pasó el Señor, le tapó en el hueco de la roca y le dijo: no te dejaré ver mi rostro pero verás mi gloria… Pues creo que el Señor me dejó sentir su Gloria, diciéndome: que yo estoy aquí, que camino contigo, que no tengas miedo...", recordó el arzobispo. "Volví a la parroquia de distinta manera. Yo creo, y les digo muchas veces a los curas, que hubo un antes y un después. Yo aconsejo hacerlo. Es un tiempo largo a solas con el Señor. Y después dices: “No lo he visto, pero creo que está. No puedo hablar de Él como dibujando al que he visto, pero sé que está... y hay un sentir que tiene un toque que es Dios… Eso me da unas fuerzas que de vez en cuando, cuando estás desanimado vuelves a esa experiencia de amor que rejuvenece y renueva", dijo.
Y empezó a contar que él no había tenido esas experiencias fundantes que cambian de golpe la vida por un encuentro con el Señor, sino que fue conociéndolo desde siempre, desde pequeño. "Pero sí hay momentos, como dice san Ignacio en los ejercicios, de una consolación que te llevan a decir: aquí ha habido algo, un antes y un después", explicó. "Y si ha habido algo así en mi vida podría decir -y lo digo con temor y temblor- que es cuando llevo 19 años de cura, y pienso que necesito un tiempo para profundizar en mi vida espiritual, un tiempo sabático".
Omella pasó tres meses largos en Jerusalén, y después de un curso de Biblia hizo un mes entero de ejercicios: "Tengo que decir que aquello marcó mi vida. Cuando leo que el pasaje de Elías en la montaña, cuando pasó el Señor, le tapó en el hueco de la roca y le dijo: no te dejaré ver mi rostro pero verás mi gloria… Pues creo que el Señor me dejó sentir su Gloria, diciéndome: que yo estoy aquí, que camino contigo, que no tengas miedo...", recordó el arzobispo. "Volví a la parroquia de distinta manera. Yo creo, y les digo muchas veces a los curas, que hubo un antes y un después. Yo aconsejo hacerlo. Es un tiempo largo a solas con el Señor. Y después dices: “No lo he visto, pero creo que está. No puedo hablar de Él como dibujando al que he visto, pero sé que está... y hay un sentir que tiene un toque que es Dios… Eso me da unas fuerzas que de vez en cuando, cuando estás desanimado vuelves a esa experiencia de amor que rejuvenece y renueva", dijo.
En la tertulia se habló también sobre cómo vivir las diferencias, la pluralidad, el deseo de converger, sobre cómo se trabaja la comunión en distintos ámbitos. El cardenal anotó que hasta en la crítica mala puede haber un valor, "porque en algo puede tener razón", y recordó que es necesario integrar, respetar y reconocer "lo que de razón tiene el otro, lo que el otro tiene de positivo".
Como un pastor y maestro, trajo a su recuerdo una escena de El Principito, de Saint Exupery, para ilustrar el camino que crea comunión. "El zorro le dice al príncipe: domestícame. Y el Principito le pregunta: ¿y eso qué es? ¿Y cómo se hace?. El zorro le explica: Eso significa hacernos amigos. Pero no se hace de golpe, se hace quedando todos los días a una hora; y tú acudes a la hora a la cita. Tú te sientas allí y yo aquí porque todavía no nos conocemos, y cada día nos vamos acercando un poquito, hasta que lleguemos a la intimidad, al abrazo. Entonces me has domesticado, somos amigos, ya no soy un rival", explicó. "Hay que ir poco a poco. Ir midiendo qué signos vamos haciendo de esa comunión, de esa siembra. Pequeños signos. Y cuando hay una cierta sintonía, hemos llegado juntos, no unos frente a otros", dijo.
También se le preguntó al Cardenal por la Sagrada Familia, y el plan pensado para potenciar el culto en el templo. El Cardenal explicó que desde el patronato y la archidiócesis trabajan conjuntamente para proyectar la Sagrada Familia en cuatro dimensiones: cultual, cultural -para diálogo fe y cultura-, catequética y caritativa.
Después de hacerle entrega de un regalo, tuvieron un aperitivo todos juntos y una comida en hermandad con las comunidades de consagradas, legionarios y seglares del Comité de la localidad.
Más información:
Como un pastor y maestro, trajo a su recuerdo una escena de El Principito, de Saint Exupery, para ilustrar el camino que crea comunión. "El zorro le dice al príncipe: domestícame. Y el Principito le pregunta: ¿y eso qué es? ¿Y cómo se hace?. El zorro le explica: Eso significa hacernos amigos. Pero no se hace de golpe, se hace quedando todos los días a una hora; y tú acudes a la hora a la cita. Tú te sientas allí y yo aquí porque todavía no nos conocemos, y cada día nos vamos acercando un poquito, hasta que lleguemos a la intimidad, al abrazo. Entonces me has domesticado, somos amigos, ya no soy un rival", explicó. "Hay que ir poco a poco. Ir midiendo qué signos vamos haciendo de esa comunión, de esa siembra. Pequeños signos. Y cuando hay una cierta sintonía, hemos llegado juntos, no unos frente a otros", dijo.
También se le preguntó al Cardenal por la Sagrada Familia, y el plan pensado para potenciar el culto en el templo. El Cardenal explicó que desde el patronato y la archidiócesis trabajan conjuntamente para proyectar la Sagrada Familia en cuatro dimensiones: cultual, cultural -para diálogo fe y cultura-, catequética y caritativa.
Después de hacerle entrega de un regalo, tuvieron un aperitivo todos juntos y una comida en hermandad con las comunidades de consagradas, legionarios y seglares del Comité de la localidad.
Más información:
- Barcelona | Cardenal Omella: "La espiritualidad, la columna vertebral del gran apóstol que es Cristo, son las parábolas del Reino"
- Fotogalería | Las mejores imágenes del encuentro del Cardenal Omella con el Regnum Christi de Barcelona
- Homilía del Cardenal Arzobispo de Barcelona en la Misa con el Regnum Christi
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por darnos tu opinión