Se dio cuenta entonces de que le habían sido precisos 16 años para escuchar y ver la “contundencia y claridad con la que Dios se pronunció a través de una comunidad de personas”, a través de las cuales se ha ido encontrando con Cristo.
Testimonio de Ana María del Valle en la Misa de Cristo Rey – 20/XI/2016
“¿Como ha sido mi encuentro con Cristo a través de RC? Me lo pides a mí, que sabes que me cuesta horrores hablar de sentimientos, que me resulta difícil dar un abrazo...
“Hace 16 años llegué a esta universidad buscando una carrera universitaria y algo de sentido para mí vida. Encontré mucho más: a mi marido, una vocación de formar alumnos y conocí el Regnum Christi. Dios se pronunció en mi vida, entonces, con esta claridad y contundencia, pero tardé 16 años en darme cuenta... y además hizo falta que se presentara a través de una comunidad de personas en las que cada día he ido encontrando a Cristo”.
“Mi encuentro con Él es el encuentro con una Persona, es el encuentro con un amor de verdad. Hasta entonces para mí solo había sido una idea, una idea grande y poderosa, un argumento contundente, quizá algo por lo que luchar, pero no Alguien por quien vivir. No se puede amar a una idea y mucho menos se puede ser amado por una idea. Aquí me descubrí amada por una persona que es la Persona, que es el destino, el sentido que buscaba. Esto es una revolución en mi vida de la que creo que han sido muy conscientes quienes me conocen.”
“La segunda revolución es la comunidad y es por ellas, por la pequeña en mi familia y por la espiritual, en Regnum Christi, por las que experimentó el perdón y descubro un camino, una misión. Y es en este orden.”
"En RC conocí a personas que transmitían una felicidad que se veía auténtica y que parecía tener origen en lo profundo. Inmediatamente quise ser como ellos sabiendo que estaba muy lejos de poder serlo. En 16 años he tirado lentamente de ese hilo para encontrar que la fuente de esa felicidad es Cristo y que su manifestación en mis amigos es la esperanza... cuando descubrí esto, empecé a ver y a preguntarme: ¿Y si Cristo me amase a mí también como a ellos, pese a toda mi ceguera y mi incompetencia? ¿No tendría entonces los mismos motivos para la esperanza y para estar alegre?”
“El último gran descubrimiento es el del apostolado a través de la necesidad de compartir lo recibido. También en RC he aprendido que las vocaciones se manifiestan en misiones y empiezo a ver que la mía tiene que ver con esto de comunicar lo que se ama y el amor recibido, así que aquí estoy, sólo porque me lo has pedido y para dar testimonio de que, hasta la más torpe emocionalmente, y la más lenta en escuchar tu llamada y responderte, tiene un hueco aquí para encontrarse hoy con el Rey”.
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