9 de noviembre de 2016

Un plan para una noche madrileña: Vigilia de jóvenes de La Almudena, operación bocata y hablar con los ‘sin techo’

El martes 8 de noviembre, el Arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, volvió a reunir a los jóvenes de la diócesis en una vigilia que desbordó la Catedral de La Almudena. Entre la juventud madrileña estuvo una representación de la familia Regnum Christi de alrededor de 15 chicas, entre las que se encontraban las consagradas Paulina Núñez y Anne-Marie Terrenoir.

Don Carlos animó a los jóvenes a salir de sí mismos al encuentro de otros, concretamente, de “los más necesitados, pobres, ancianos, moribundos, leprosos, enfermos de todo tipo”, pues ahí, en palabras del arzobispo, “encontramos el rostro de Dios” y, de esta manera, “tenemos la posibilidad de regalar su mismo amor”.



En un ambiente de adoración, oración, escucha y acompañamiento, don Carlos puso por ejemplo a la propia Virgen quien “rompe muros, rompe distancias, crea puentes”. “Sed misioneros como María, seamos misioneros.” “Esto es cambiar el mundo, esto es hacer una ruta de la historia diferente, que la necesita esta humanidad y que la podéis hacer vosotros porque tenéis futuro, pero hacedlo con la seguridad de Dios", concluyó.

Operación bocata en la noche madrileña
Terminada la vigilia, este grupo de chicas salió al encuentro de personas sin hogar para mostrarles su cercanía, ofrecerles bocadillos, caldo caliente y dulces, y compartir su tiempo con ellos. Pilar Sánchez, del Colegio Mayor de la UFV, se apuntó a vivir la experiencia con el Regnum Christi y ha contado a LomásRC su sorpresa por la rapidez y la iniciativa de la decisión de ir a acompañar a estas personas. “De un día para otro salió el plan. Un montón de chicas se apuntaron y, en 24 horas, el pan y el embutido estaban comprados. Queríamos ayudar con lo que teníamos. Éramos personas que iban a ayudar, no solo por solidaridad, sino a llenar los vacíos que ven en las personas sin hogar”.


Dos 'sin techo'
Pilar ha querido narrar también para LomásRC su encuentro con Jacinta y Pepe, dos 'sin techo' con los que estuvo conversando en la Plaza Mayor:

"Primero nos encontramos a Pepe, que se movía debajo de unos cartones y, por casualidad, nos vimos -explica Pilar-. Le ofrecimos de comer y aceptó, y estuvimos charlando con él". Pepe les contó que tiene 68 años y que lo había perdido todo. De hecho, le preguntaba a Dios: “¿Por qué no me llevas?” Pilar explica que "yo le contesté que si estaba ahí era por un motivo. Pepe piensa que mucha gente no se implica con la Iglesia, que iba a misa y luego seguía con su vida pero que por otra parte había gente que le apoyaba y le invitaba misa, el Arzobispo incluido. Estaba desconcertado por ver estas dos formas de vivir esta realidad", concluye Pilar.

"Jacinta es una mujer que había estado trabajando desde los 12 años en una pastelería, luego fue camarera", nos cuenta Pilar. "Ella nos explicó que su vida siempre había estado sometida a reglas que le eran impuestas. Se quedó sin trabajo, sin apoyos y terminó en la calle". Sin embargo, a pesar de lo difícil que es su situación, "ella es feliz, porque a juicio de Jacinta, ha encontrado en la calle una forma de vivir tan aceptable como otras". Y en concreto seña que "es muy feliz cuando la dejan entrar a las bibliotecas y pasa el día allí leyendo. Pensaba Jacinta que si esa era su vida, no la iba a cambiar, a menos que Dios quisiera que la cambiara".



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