El P. Juan de Dios Larrú Ramos es otro de los galardones Alter Christus. En su caso, en el ámbito de pastoral familiar. El P. Larrú es decano del Instituto Juan Pablo II para la familia en España, una obra que ya tiene una larga trayectoria en la formación de hombres y mujeres dedicados a la evangelización de la familia, bien desde el plano pastoral o desde el académico. A continuación puedes leer una entrevista que ha concedido a LomásRC.
Padre, es significativo que haya un reconocimiento en el área de ‘Pastoral familiar’. ¿Tan necesaria es hoy la evangelización de la familia como para reconocerla con un galardón?
La evangelización del matrimonio y la familia se encuentran en el corazón de la Iglesia. La razón es evidente: en la familia se genera al ser humano, se le educa y se le acompaña en su vocación al amor para que alcance la santidad a la que está llamado todo hombre.
La sociedad está cambiando y surgen nuevas formas de convivencia, muchas de ellas incompatibles con la visión cristiana de la familia. ¿No cree que si la Iglesia comunicase mejor su mensaje habría una mentalidad menos ‘anti familia’?
El lenguaje del verdadero testimonio siempre es muy elocuente. Desde mi punto de vista, no es principalmente una cuestión de comunicar mejor el mensaje sino de que los cristianos vivamos el Evangelio en su radicalidad, de modo que los matrimonios y familias comuniquen la vida desbordante que el encuentro con Cristo origina. La fuerza del Espíritu hizo superar la división de lenguas de Babel en Pentecostés.
Pienso por ejemplo en los cursos preparatorios para el matrimonio, ¿en un fin de semana exprés se puede establecer las bases para un matrimonio con futuro?
Los cursos de preparación al matrimonio son una práctica consolidada en diversas modalidades que ayuda a la Iglesia en la evangelización de los novios. Ciertamente, uno se prepara al matrimonio desde el seno materno y, por tanto, dicha preparación no puede limitarse a un evento aislado y puntual. Estos cursos se han de entrelazar con la iniciación cristiana y con el itinerario de la preparación próxima, de modo que las personas puedan madurar continua y progresivamente en su vocación al amor y, de este modo, prepararse fructuosamente a la celebración del matrimonio y a la entera vida matrimonial y familiar.
Al leer la prensa, parece que el sínodo de la familia ha hablando sólo de la comunión de los divorciados vueltos a casar… ¿éste es el reto principal de la familia en la actualidad? ¿Qué otros retos tenemos en la familia?
Es claro que la cuestión del eventual acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar no es el único ni el principal reto para la evangelización del matrimonio y la familia. La privatización de la familia y la secularización del matrimonio, que imposibilitan un reconocimiento jurídico adecuado e impiden que la familia se encuentre en la raíz de la sociedad; una ideología pansexual que impide a la personas descubrir y configurar el significado de la sexualidad según su verdad; una concepción emotiva del amor que dificulta reconocer la grandeza de la promesa encerrada en el matrimonio y que hace muchas personas se hayan dejado de casar; una crisis de generatividad de grandes dimensiones en Occidente que ensombrece el futuro y dificulta la tarea de la educación de las personas, me parecen algunos de los desafíos que hemos de afrontar en la actualidad.
Sobre el Instituto Juan Pablo II para la familia, del que Usted es decano, ¿nos podría explicar qué objetivos tiene y quién puede entrar a formarse en él? ¿En dónde están trabajando ahora los antiguos alumnos del Instituto Juan Pablo II para la familia?
El Instituto Juan Pablo II, como afirman sus estatutos, tiene una triple finalidad: científica, didáctica y pastoral. La investigación científica tiene por objeto la verdad del matrimonio y la familia, así como también los fundamentos de la vida moral cristiana. Pueden estudiar en él todas las personas que tengan estudios universitarios según los tres niveles académicos del Master, la Licenciatura y el Doctorado.
Los alumnos formados en el Instituto trabajan en muy diversos ámbitos: desde la enseñanza universitaria, delegaciones de familia…en general en todos los ámbitos de la pastoral familiar
¿Cómo puede educar un padre de familia a sus hijos en una sociedad que tiene unos valores tan diferentes a los cristianos? ¿Qué consejos le daría?
La tarea educativa es el corazón de la familia. Cada persona es diferente y la libertad siempre nueva, por lo que no existen recetas ni fórmulas magistrales a la hora de educar. El verdadero amor de los padres hacia los hijos es el motor educativo por excelencia y ello genera una alianza educativa en la que las personas crecen en virtudes y maduran en todas sus dimensiones. La autoridad y la tradición plasmada en prácticas educativas concretas han sido siempre elementos esenciales de la formación de las personas. Recuperarlas hoy de un modo adecuado generando una cultura de la familia es muy necesario, debido principalmente la crisis de autoridad y desprecio de la tradición que han tenido lugar a partir de la modernidad.
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