Con cada tonelada de tapones que lleva a los puntos de reciclaje se obtienen cerca de 200 euros. Víctor, un niño de cinco años que sufre un retraso madurativo desde su nacimiento, ha conseguido 6.000 euros que le han ayudado a pagar el tratamiento que necesitaba. Las 30 toneladas que requería las ha obtenido con la ayuda de la Fundación Seur en colaboración con la Universidad Francisco de Vitoria, favoreciendo así a mejorar su calidad de vida.
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El departamento de Acción Social de la UFV se ha unido a esta causa y ha habilitado dos puntos de reciclaje de tapones, uno en la cafetería central junto a las máquinas expendedoras y otro en la entrada a la biblioteca. Además se colocarán dos puntos más en las entradas del edificio E y H; y se está barajando la posibilidad de que haya uno más en el Colegio Mayor. En este momento se están recopilando tapones para Paula, una niña de 14 años que necesita una cama hospitalaria con múltiples accesorios que le permitirá mejorar su movilidad, ya que sufre el síndrome de Rett y encefalopatía.
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