13 de mayo de 2015

Entrevista | Magdalena Fainé: “El candidatado de las consagradas es necesario para que se mantengan afianzadas en lo esencial”

Magdalena Fainé es chilena y lleva 28 años consagrada. Este curso ha llegado a Monterrey para ser la directora del candidatado de la rama consagrada femenina del Regnum Christi. Entre sus principales objetivos, implantar el nuevo enfoque que tiene este periodo formativo en la vida consagrada femenina después de la aprobación de los nuevos Estatutos. ¿Para qué sirve el candidatado? ¿Cuánto dura y por qué? ¿En qué se forman? Éstas y otras preguntas nos las aclara Magdalena.


Durante la Asamblea General de las consagradas del Regnum Christi, se habló sobre la importancia del periodo de candidatado para un adecuado discernimiento vocacional previo a la emisión de los votos. ¿Nos puedes explicar en qué consiste la nueva modalidad del candidatado?

¡Lo explico con mucho gusto porque es algo precioso! El candidatado es un periodo de formación de dos años en que la joven puede conocer de primera mano la vocación consagrada en el Regnum Christi, experimentar su modo de vida e identificarse con su espíritu, al mismo tiempo que la Asociación puede comprobar su intención e idoneidad.

¿Cuál es la diferencia con lo que antes llamábamos “candidatado”?

Es muy distinto. El “antiguo candidatado” era un período breve de discernimiento dirigido hacia la consagración inmediata. El curso previo es un curso cuyo objetivo es verificar que la joven tenga el perfil para iniciar el candidatado. El nuevo candidatado es un período prolongado, análogo con lo que la Iglesia tradicionalmente llama “noviciado” para las congregaciones religiosas, que permite un tiempo prudente para que tanto la candidata como la Asociación puedan verificar la existencia de una llamada a la vida consagrada en el Regnum Christi.

En relación a la formación que se ofrece en los años de candidatado, ¿se ha adoptado algún enfoque particular? ¿Cuáles son los rasgos fundamentales de esa formación?
Se podría decir tanto… ¡La formación es amplia y profunda, pero sobre todo, cristocéntrica! El objetivo principal del candidatado no es académico, sino de crecimiento espiritual y de discernimiento vocacional. Para apoyar ese trabajo se tiene un horario, clases y actividades que permitan a las candidatas alcanzar los frutos de esta etapa sin que otros estudios, trabajos o misiones apostólicas absorbentes dispersen o interfieran con la dinámica del candidatado. Por lo mismo, aunque sí dedican tiempo al apostolado externo, lo hacen en medida reducida.

¿Nos puedes decir algo más sobre la formación?
Hemos visto la grandísima importancia de formar en base a principios y en un clima de apertura y libertad interior: hay un ambiente de confianza donde las candidatas son y se sienten ellas mismas, se expresan muy libremente entre sí y con las formadoras y van superando –si los había- condicionamientos o conceptos erróneos respecto a la voluntad de Dios y la vocación.

¿Y sobre la manera de comprender el candidatado como una etapa de discernimiento vocacional?
Desde que ingresan oficialmente al candidatado (en una ceremonia breve y sencilla que se tiene al inicio del curso), las candidatas saben que han iniciado libremente un camino serio e intencional y que, aunque el compromiso es temporal, el horizonte es perpetuo y es el de la consagración por los votos de pobreza, castidad y obediencia. Ellas saben que hay un doble discernimiento en juego: el propio y el de la Asociación, y que en la medida que ambas partes se expresen con claridad y sinceridad, los frutos de ese discernimiento se irán dando a su tiempo.

Si estamos llamadas por vocación a una acción que promueva la nueva evangelización en un mundo secularizado, ¿por qué es necesario que durante dos años haya un mayor distanciamiento del mundo?
Algo que hemos ido comprendiendo cada vez más es la importancia pedagógica que en esta etapa tiene la experiencia de “desierto” con Cristo, es decir, entrar en un período de cierto distanciamiento del mundo para recogerse en el descubrimiento de Cristo, de sí mismas y de la vocación. Esta experiencia es necesaria para la forja de la futura consagrada. Precisamente porque estamos llamadas a una fuerte misión evangelizadora, se necesita cimientos que aguanten más tarde el ritmo de vida y trabajo, y que mantengan a la consagrada afianzada en lo esencial. Para ello, es necesario proveer la formación inicial con un clima de mayor retiro del mundo. En este clima de recogimiento, la candidata más fácilmente se encuentra con la verdad de sí misma, ahonda en las motivaciones de su opción y, sobre todo, se va encontrando cara a cara con Cristo como Esposo, el único que dará sentido duradero al camino emprendido.

Concretamente, ¿cómo viven ese periodo?
Este distanciamiento no es radical: hay contacto con la familia, amistades, apostolado, y un acceso moderado a medios de comunicación para privilegiar los encuentros personales con Cristo y con la propia comunidad. Es importante asegurar el tiempo concreto y el espacio interior necesario para estos encuentros que son fundamentales para ir haciendo una experiencia de la relación esponsal con Cristo y de la vida fraterna en comunidad.

¿Por qué el candidatado dura dos años?
Dura dos años completos para dar tiempo a que la obra de Dios madure y fragüe en la candidata. Hemos aprendido que no se puede acelerar los procesos humanos ni los procesos de Dios en uno... Hace falta tiempo para todo proceso profundo y para una decisión lo más libre posible, como lo es el discernimiento vocacional, por ejemplo.

A la vez, en el conjunto de toda una vida dedicada a la evangelización, dos años no es un tiempo excesivo. Inmediatamente después de esta etapa, habiendo emitido los votos temporales, las neo-consagradas iniciarán su formación académica, estando mucho más en el mundo a través de sus estudios universitarios y mayor tiempo dedicado al apostolado.

En los últimos años se ha constatado que un número elevado de salidas de la vida consagrada estaban relacionados con deficiencias en los procesos formativos. ¿Qué medios se están poniendo para favorecer un adecuado acompañamiento personal?
Es cierto y lamentable que eso sucedió. Hemos analizado las causas y las deficiencias que hemos tenido en el pasado. Estamos procurando llevar el proceso de la formación de las candidatas y su discernimiento con seriedad, responsabilidad y respeto a su persona. En concreto, les comparto algunos ejemplos de lo que hemos hecho hasta ahora:
  • Las formadoras a quienes se nos ha confiado esta tarea nos hemos ido preparando más. Aunque es un itinerario nuevo para nosotros, no lo es para la Iglesia y seguimos aprendido mucho de sus documentos y de expertos en la materia.
  • Ponemos mucha atención en la madurez humana de cada candidata, en acompañar a cada una de acuerdo a sus necesidades.
  • Intentamos llevar al grupo y a cada una con gradualidad, caridad y claridad.
Ellas están aquí libremente y libremente queremos que puedan responder a lo que Dios les esté pidiendo.

La mayoría de las jóvenes que se encuentran actualmente en el candidatado han acompañado el proceso de renovación que hemos vivido en los últimos años. ¿Qué elementos las han motivado a interesarse por esta vocación específica? ¿qué las atrajo a ser consagradas del Regnum Christi? 
Tanto las candidatas con quienes trabajé en Estados Unidos como el grupo que encontré aquí en Monterrey han sido jóvenes maduras, de acuerdo a su edad, que reflexionaron con seriedad su entrada al candidatado. ¿Por qué están aquí? Porque los elementos propios de nuestra vocación siguen siendo los mismos que ellas descubrieron desde el ECYD, Reino, misiones o donde sea que tuvieron contacto con la vida consagrada. Hemos tenido momentos de inestabilidad institucional, sí, pero la esencia permanece. Nos hemos purificado y hemos crecido… seguimos creciendo, ¡y seguimos siendo consagradas del Regnum Christi! Ellas han venido porque han experimentado una llamada de Dios a esta vida, con sus características específicas, en este tiempo, con los desafíos y dificultades que enfrentamos. Ninguna llegó aquí a ciegas o ingenuamente. Al contrario, es admirable la claridad y realismo con que ven nuestra realidad institucional, apostólica, comunitaria, etc. Es a Cristo a quien ellas buscan seguir: el Cristo que amamos y servimos como consagradas en el Regnum Christi. ¡Y es un gozo y un privilegio trabajar con estas jóvenes cuyo sincero amor a Cristo y a la vocación y misión en el Regnum Christi nos renueva tanto!

Fuente: La Red

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