De forma muy sencilla, pero muy gráfica, cada vez que un deportista visitaba al Señor en el Sagrario, ponía una bolita de colores en su botella correspondiente, las cuales estaban organizada por colegios. ¡Las botellas tuvieron que vaciarse constantemente! Los deportistas pidieron por sus equipos, pero de forma especial estuvieron pidiendo por la vocaciones.
El sabado, a las 8 de la tarde, cerca de 2.500 personas, entre deportistas, formadores y familias, participaron en la Eucaristía conclusiva del Torneo en la Catedral de Valencia.
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