“Me enteré de que estaba embarazada dos semanas antes del día de la Madre. En la misa que celebró la universidad para esta fecha, cuando el padre dijo que pasasen todas las embarazadas, me cogió por sorpresa y me puse nerviosa. No se lo había contado a nadie.
Dudé en pasar al frente pero dije: "¿Cómo le voy a negar la bendición a mi bebé?". Desde que supe que estaba embarazada le he estado dando la bendición todas las noches a mi tripa antes de acostarme. Para mi fue muy bonito porque fue dejar que Dios le diera la bendición a través de un sacerdote, y además sentí el respaldo de los que estaban allí. Siento que al entrar en la capilla formas parte, y ellos forman parte de lo que tú estés viviendo de tus oraciones, entonces fue sentir el respaldo de mi bendición de todas las noches por parte de todos los que estaban presentes.
Después de la misa todos llegaron a abrazarme y felicitarte, no se lo creían. De hecho algunos rumoreaban en el momento de la bendición: "No, Piko, solo las que están embarazadas". Pensaban que me había equivocado. Me emocioné tanto al pasar porque hasta que cuentas que estás embarazada no te lo terminas de creer, entonces me emocioné y lloré”.
Piko Jiménez
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