18 de mayo de 2017

Familias y jóvenes de Sevilla volvieron del Camino de Santiago "elevados, a dos pies del suelo"

A principios de Semana Santa, un equipo de jóvenes de Regnum Christi de Sevilla acompañados de sus familias organizaron una peregrinación al Camino de Santiago desde la población lucense de Sarria.  

Peregrinaron cerca de 45 personas, entre adultos, jóvenes y niños, y estuvieron acompañados por el P. Ricardo Sáenz, L.C., que se encargó de la atención espiritual y litúrgica de la peregrinación.

Durante la peregrinación llamaron la atención de Televisión Española que les pidió permiso para grabarlos y entrevistarlos para un programa que se emitirá este verano y que llevará por título "Un buen camino", en el que estos peregrinos sevillanos aportarán la experiencia religiosa de la peregrinación a Santiago. 


Fueron unas jornadas marcadas por el esfuerzo de recorrer entre 25 y 30 kilómetros diarios, y por las experiencias que pudieron compartir en la ruta. Es el caso de Guillermo, de 3º de Primaria, que no sólo peregrinó sino que también recibió su Primera Comunión a mitad de Camino de la capital jacobea. 




Una Primera Comunión que fue participada por todos, que se preocuparon por adornar la iglesia con flores que fueron recogiendo por el camino. Emilio, un colaborador que los acompañó, sorprendió al grupo por entero ya que se preocupó por decorar la pulpería donde hicieron una sencilla celebración para Guillermo. 

Mónica, su madre, nos ha contado que se trató de una vivencia "indescriptible": "Ha sido un camino muy especial, un conjunto de emociones que vivimos con alegría y paz", dice.  

Uno de los padres de familia, Miguel Ybarra, añade que "la base fundamental de esta peregrinación era acompañar a los jóvenes". También destaca que el ambiente  "ha sido un ejemplo de respeto, convivencia y de buena amistad entre todos", y que "los jóvenes nos han dado un ejemplo espectacular, como espero que ellos lo hayan recibido de todas las familias que anduvimos con ellos".  "Venimos todos elevados, a dos pies de suelo", concluye. 

También fue un momento que algunos niños aprovecharon para confesarse, despertando el interés de sus madres. Tanto es así que pidieron al P. Ricardo una charla sobre la confesión, pues veían con “envidia” a los niños la naturalidad con que lo hacían y lo que les costaba a los adultos dar el paso. A partir de entonces, recuerda, "estuve todo el tiempo atendiendo en dirección espiritual y confesión a los padres de los niños, 
un regalo de la gracia".

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