Recorrieron 20 kilómetros de camino hasta el recinto donde participaron en misa con otros jóvenes de distintas realidades de la Iglesia y, por la noche, asistieron a una Adoración. El domingo, ya de regreso a Madrid, pasaron por Medinaceli.
La llegada a Javier fue el momento culmen de un plan que comenzó el viernes con unas paradas muy especiales.
Ellos conocieron en el Valle de los Caídos a un monje que es alumni del colegio, mientras que ellas visitaron el convento de las monjas de Iesu Communio en Lerma.
El H. Rafael Vignaroli, L.C., que compartió esta experiencia con ellos, ha explicado a LomásRC que el sentido de la Javierada es "disfrutar de la convivencia y de la fe". Y "sirve también para que vean otras realidades de jóvenes que expresan su fe de diferentes maneras", ha añadido.
Además, destaca el buen ambiente que se creó, que ha descrito como "típico ambiente adolescente de diversión y jovialidad junto a una sana seriedad en los momentos de oración y unión con Dios".
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