“En mi caso me emocioné y me brotaron lágrimas de los ojos, a mí el Solnight siempre me ayuda mucho a orar mejor con Dios y a tener una relación más cercana con Él –explica Álvaro-. Las personas salen distintas y en algunas personas alejadas de la fe se producen milagros de apertura a Dios que les desahoga enormemente de sus respectivas cargas de la vida”.
Álvaro, junto a otros de 70 jóvenes, legionarios y consagradas, recibieron también en esta ocasión el envío misionero para salir a la calle e invitar a entrar a la parroquia a los viandantes. En el interior del templo permanecía otro grupo de Juventud Misionera que, con cantos y oraciones, preparaban el camino para quienes aceptaban entrar.
Además, a los que entraban, los recibían un tercer grupo de jóvenes que les ofrecían encender una vela y situarla a los pies del altar. Podían escribir una petición por la que todos oraban y se les daba una frase del Evangelio para que el que quisiera pudiera quedarse dentro de la iglesia reflexionándola o se llevaran para otro momento.
Además, los padres Francisco Ramos, Manuel Salord y Javier Oseguera estuvieron atendiendo en confesión a quienes lo desearan.
Además, a los que entraban, los recibían un tercer grupo de jóvenes que les ofrecían encender una vela y situarla a los pies del altar. Podían escribir una petición por la que todos oraban y se les daba una frase del Evangelio para que el que quisiera pudiera quedarse dentro de la iglesia reflexionándola o se llevaran para otro momento.
Además, los padres Francisco Ramos, Manuel Salord y Javier Oseguera estuvieron atendiendo en confesión a quienes lo desearan.
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