9 de marzo de 2016

El apoyo profesional: otra forma de hacer voluntariado en la Fundación Altius


“Siempre hay una oportunidad de colaborar según la disponibilidad de tiempo y la experiencia de cada persona”, este es el mensaje que nos transmiten desde la Fundación Altius Francisco de Vitoria, que el pasado 7 de marzo celebró una reunión informativa para voluntarios. Si tenemos la inquietud de hacer voluntariado pero nos falta tiempo, pensemos que no solo es necesario un apoyo continuado, o de colaboración presencial en los proyectos, también es fundamental la labor que podemos hacer desde nuestra profesión o como empresa en actividades puntuales. 
Este es el caso de Salvador S. Molina, que ha querido ayudar haciéndose cargo de la producción de un vídeo para dar voz a las familias que están viviendo las realidades más duras por causa del desempleo. Al igual que él, profesionales del marketing, el diseño gráfico, la publicidad o la fotografía, han colaborado con la fundación en los últimos años.

Puedes ver el spot haciendo clic en la imagen, y leer su testimonio de colaboración con Altius en el que explica cómo y por qué hizo este trabajo.



Suelen ir solos. Atrincherados en las viseras de sus gorras, tratando de ser invisibles para aquellos caminantes que se detienen a ver, sorprendidos, cómo se dedican cada noche a ir abriendo contenedores en busca de algo que llevarse a la boca.

No hace falta ir muy lejos, a barrios de la periferia o a calles más apartadas, para encontrarse con estas personas que posiblemente no dejen de preguntarse, cada vez que meten la cabeza en el contenedor, por qué les ha tocado a ellos hacer lo que están haciendo.

Cuando la Fundación Altius Francisco de Vitoria me propuso rodar un spot de publicidad donde se reflejara este asunto, acepté sin dudarlo porque creo que es el granito de arena que, como humilde ciudadano, puedo aportar. Pero me entró mucho miedo. Y no se me quitó hasta haber terminado la grabación y ver el material terminado. Sentí un respeto tremendo ante el tema que iba a enmarcar con la cámara: lo último que quería era alejarme demasiado de lo que yo mismo podía ver todas las noches en el cubo de basuras que hay junto a mi casa.

Llegué a Madrid hará unos dos años para comenzar a estudiar en la ECAM (Escuela de Cine y Audiovisual de Madrid). La especialidad que estoy impartiendo es la de Guión; he dirigido unos cuantos cortometrajes, y otros spots de publicidad para algunos centros y ayuntamientos.

Aun así cuando comencé a preparar este anuncio pueden creerme cuando les digo que jamás había sentido tanto respeto por el material a tratar. Y durante todo el proceso de preparación sentía un pálpito que me avisaba de que no estaba haciendo las cosas correctamente: estaba hablando con actores formados en escuelas para hacer el papel de estas personas; buscamos localizaciones que por supuesto podían pasar por las adecuadas, pero no eran las que pedía la historia; mi equipo y yo teníamos una planificación demasiado publicitaria como para sentir que lo que se estaba contando era de verdad…Entonces fue cuando me di cuenta. Escuché ese pálpito, me paré a pensar, a escucharme, y sí, me estaba equivocando.

Tenía que cambiar el concepto de grabación para rodar este spot. Hablé con mi productora, Clara Sánchez, y le dije que no quería a actores profesionales, ni demasiado equipo técnico. Quería a gente normal, de la calle, para que hiciesen el papel de padre e hijo. Una cámara que yo mismo llevaría, y, lo más importante, una casa que no requiriera atrezzo de ningún tipo. Que todo fuese de verdad.

A partir de entonces ya no tuve ese pálpito. Las cosas se estaban haciendo bien. En el rodaje, Ramón Valverde y Salvador Guill en el papel del padre e hijo respectivamente, dieron una lección interpretativa soberbia. No nos ceñimos al guión que había: soltaban las frases que sentían, se miraban el tiempo que hiciera falta, en silencio; y se movían de la manera que su cuerpo y emoción les pedía. Fueron dos días, y creo que ha sido el rodaje donde más he aprendido, temido y disfrutado a la vez.

Alejandro Buera se encargó de la post-producción, trabajando algunas zonas de luz. No quisimos retocar el color porque entonces estábamos traicionando al planteamiento de ser lo más realistas posibles. Así que desde aquí le doy las gracias por renunciar a esa idea tan equivocada en cine de embellecer la imagen para hacerla más potente.

El trabajo de todo el equipo que ha estado detrás, Clara Sánchez, Salvador Guill, Ramón Valverde, Antonio Planchart y Alejandro Buera, sólo se puede ver recompensado si una vez visto el spot, usted comienza a hacerse preguntas, a sentir algo por estas personas, estas familias, que para comer tienen que enfrentarse a situaciones que no son nada fáciles, ni humanas. Espero que nuestro trabajo les haya planteado la pregunta de ¿Qué puedo hacer yo como ciudadano por estas personas? Y de verdad espero que su respuesta, como ha sido la mía, sea la de colaborar con la Fundación Altius Francisco de Vitoria. Porque de un modo u otro, monetario o humano, seguro que su granito de arena será bien recibido.

Salvador S. Molina
Director y Guionista


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