“En un principio nos íbamos a cortar el pelo 10 alumnas y yo –explica Olga-, pero al llegar allí y ver la emoción que sentían, tres de las niñas que nos acompañaban me pidieron que les midiera sus coletas para ver si les llegaban a los 25 centímetros reglamentarios”. La peluquería se cerró para atender sólo a las alumnas de Cumbres. La emoción estaba a flor de piel, y las chicas vivían esa lucha entre el deseo de mantener su melena y el pensar en los niños enfermos. Al final, estas tres también se la cortaron.
Para Olga, “esa tarde fue uno de los momentos más mágicos que he vivido. Yo fui la primera en cortarme el pelo por lo que pude observarlo todo, se podía respirar la alegría en las niñas, en las peluqueras... La alegría de saber que tu pequeño esfuerzo es una sonrisa asegurada, no sólo en la cara de un niño enfermo, sino también en la de su madre”. “Fue una tarde increíble… la alegría de poder ayudar, tanto de las peluqueras cortando el pelo como de nosotras donándolo, lo inundó todo”, explica la profesora.
Mientras esperaban a que sus padres vinieran a recogerlas, Helen, una de las alumnas, comentó: ‘En mis 15 años de vida, nunca he sido tan feliz". Y aclara Olga: “Me quedé mirándola y entendí, una vez más, que siempre gana más él que da que el que recibe, porque la recompensa es la alegría del corazón”.
Aplausos merecidos
Al día siguiente, ya en el colegio, las 13 niñas tuvieron el aplauso de todas las compañeras, y su ejemplo ha cundido: en mayo otro grupo de chicas irá a donar su coleta a la peluquería. “Nuestras alumnas han demostrado, una vez más, su empatía con los niños que pasan dificultades”, concluye Olga Quiñones. Con el corte de sus melenas ayudaron a la fundación Juegaterapia, y en breve los niños con cáncer del hospital de La Fe de Valencia podrán tener un parque infantil en donde pasar mejor y más amena su enfermedad.
Mientras esperaban a que sus padres vinieran a recogerlas, Helen, una de las alumnas, comentó: ‘En mis 15 años de vida, nunca he sido tan feliz". Y aclara Olga: “Me quedé mirándola y entendí, una vez más, que siempre gana más él que da que el que recibe, porque la recompensa es la alegría del corazón”.
Aplausos merecidos
Al día siguiente, ya en el colegio, las 13 niñas tuvieron el aplauso de todas las compañeras, y su ejemplo ha cundido: en mayo otro grupo de chicas irá a donar su coleta a la peluquería. “Nuestras alumnas han demostrado, una vez más, su empatía con los niños que pasan dificultades”, concluye Olga Quiñones. Con el corte de sus melenas ayudaron a la fundación Juegaterapia, y en breve los niños con cáncer del hospital de La Fe de Valencia podrán tener un parque infantil en donde pasar mejor y más amena su enfermedad.
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