"Me quedaría con su sencillez y autenticidad. Ya me encantaba al haberle oído predicar, pero al conocerle en persona aún más, es muy cercano, entregado y disponible. Es un obispo muy preocupado, además, por la diócesis, y en especial, por los jóvenes", nos explica Marieta Rubio después de su encuentro con el obispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, el pasado jueves 4 de febrero.
Un grupo de Juventud Misionera -Víctor López, Antonio Fraile, Marieta Rubio y Alberto Domínguez- se reunió con el obispo de Madrid. Don Carlos Osoro quiso corresponder así a la carta de bienvenida que el párroco de El Carmen y los jóvenes de Juventud Misionera le enviaron cuando comenzó su nueva misión en la diócesis de Madrid.
Un grupo de Juventud Misionera -Víctor López, Antonio Fraile, Marieta Rubio y Alberto Domínguez- se reunió con el obispo de Madrid. Don Carlos Osoro quiso corresponder así a la carta de bienvenida que el párroco de El Carmen y los jóvenes de Juventud Misionera le enviaron cuando comenzó su nueva misión en la diócesis de Madrid.
Les recibió a las 19 horas en su despacho en el arzobispado. "Muy amablemente nos invitó a sentarnos y nos preguntó por la labor que realizábamos en la parroquia del Carmen", recuerda Víctor López. "También nos dijo que cuando Él era arzobispo de Oviedo, conoció a las familias de Familia Misionera, que iban a evangelizar en Semana Santa", dice.
Los jóvenes le explicaron entonces la labor que hace Juventud Misionera en la Parroquia del Carmen, como animadora de la pastoral juvenil: la adoración al Santísimo, la formación de los jóvenes en lo que llaman "escuela de apóstoles", la participación en la vigilia de los viernes primeros de mes, el SolNight mensual, las actividades de verano y Semana Santa... "Le dijimos que estábamos para servir a la Iglesia en todo lo que nos mandase, y que desde el apostolado Juventud y Familia Misionera y toda la familia Regnum Christi rezábamos por Él", cuenta Víctor.
Por su parte, don Carlos les animó a seguir con ello, a trabajar activamente en unión con toda la Iglesia y, finalmente, les pidió que siguieran rezando por él.
Le obsequiaron con un forro polar de Juventud Misionera.
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