24 de abril de 2013

Mission Camps en Hacer Familia

¿Qué aportan a los niños los campamentos de verano? Éste es el título de una columna que ha firmado José Miguel Mohedano en la revista Hacer Familia, y donde comparte la experiencia en este sentido de Mission Camps (los campamentos de verano que propone el Regnum Christi para niños y adolescentes).
En España se desarrollarán 17 campamentos de varios días en Madrid, Barcelona, Sevilla, Salamanca, Palma de Mallorca y Santander. 4 campamentos son para chicas, 8 para chicos, y 5 para niños de edades NET (1º - 4º de Primaria), además de los campamentos de día que ofrecen los Colegios Highlands El Encinar y Highlands Los Fresnos, de Madrid. (Leer artículo completo de Hacer Familia)
¿Qué aportan a los niños los campamentos de verano?

Artículo publicado en la revista Hacer Familia. Abril 2013.

Es una oportunidad para aprovechar el verano, aprendiendo, divirtiéndose y haciendo amigos.  Es un buen momento para formarse en muchos sentidos. Para muchos niños es la primera oportunidad para crecer en autonomía y en responsabilidad (es la primera vez que duermen fuera de casa, la primera vez que se hacen la cama, la primera vez que tienen que elegir qué se ponen durante varios días seguidos… la primera vez de muchas cosas). Se suele trabajar mucho el orden (con su mochila o petate), su autonomía en la higiene personal (sin papá y mamá) y la puntualidad y colaboración con otros niños. También al separarse de sus padres unos días, identifican autoridades fuera de las académicas y pueden encontrar referentes (monitores de campamento, directores de campamento…) que les hacen sacar lo mejor de ellos mismos. Es una oportunidad de resolver conflictos sin la figura materna y paterna, y esto también les ayuda a valorar lo que tienen en casa.

Abren su círculo de amistades y esto les ayuda a desarrollar su personalidad ya que, a veces, por estar “encasillados” en su grupo de amigos, siempre desempeñan el mismo rol (el gracioso, el responsable, el soso…). Así, potencian nuevas partes de ellos mismos y se enriquecen en su conocimiento personal.

También aprenden todo lo relacionado con la amistad y crean lazos profundos entre algunos de los compañeros. Por la intensidad de la convivencia, descubren el valor de hablar con un amigo y de compartir lo que están viviendo (por las noches no paran de hablar los unos con los otros de lo bien que se lo están pasando, tiene la necesidad de compartirlo).

En el caso de los campamentos católicos o religiosos, es una oportunidad para vivir su espiritualidad de forma natural y personal fuera del ambiente del colegio y de la familia y se convierten en protagonistas de la vivencia de la fe en el ocio, distinto del ambiente “más reglado”.

Para muchos es el primer contacto intenso con la naturaleza. Esto les ayuda a comprender mejor el mundo en el que viven y a relacionarse con un entorno nuevo que les abre miras (en especial, a los niños acostumbrados a vivir en la ciudad).

Muchos campamentos tienen un alto contenido de aventura que les ayuda a superarse a sí mismos, haciendo cosas que ni ellos ni sus familias creían que podían hacer, como escalar un monte, salir en canoa, dormir en tienda de campaña en el bosque u otras actividades de aventura que les proyectan y fortalecen.

Como conclusión, reciben una educación no formal que les enriquece en su desarrollo integral y se llevan, de vuelta en sus mochilas, grandes vivencias que les acompañarán toda la vida, recuerdos que permanecen.

José Miguel Mohedano, colaborador de la Universidad Francisco de Vitoria.
www.campamentoscatolicos.org
www.missioncamps.es


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