13 de diciembre de 2012

44 nuevos sacerdotes legionarios de Cristo para la Iglesia, 2 españoles


Se ordenan 44 legionarios este sábado en Roma, dos de ellos españoles: Santiago Jerez y Esteve Borrell. El Card. Velasio de Paolis presidirá las ceremonia que comenzará a las 10:00h en la Basílica Mayor de San Juan de Letrán. Podrás seguirla en directo a través del portal www.ordenaciones.legionariosdecristo.org.
Los hermanos han preparado un poster con sus fotos para pedir oraciones. La Oficina Internacional de Comunicación ha preparado un año más una sección especial en la web donde cada uno de los 44 hermanos, pronto sacerdotes, nos cuenta cómo llegaron hasta aquí. Compartimos un extracto de las palabras del Padre Santiago Jerez, de Granada y del Padre Esteve Borrell, de Albacete. (Continuar leyendo)

Padre Esteve Borrel:

"Hay vidas en las que podemos ver que Dios irrumpe con la fuerza y la sorpresa de un tsunami. En mi caso no creo poder decir que haya sucedido así. De mi familia solamente he recibido mucho cariño y comprensión siempre. Me han acompañado toda mi vida su amor y el espíritu de trabajo con que se dedicaban al negocio de las frutas. Mi hermano Antonio, un año mayor, era el del “brazo de la ley”, pues me sacaba de todos los problemas donde me metía.
Un día de lo más normal sucedió algo muy raro. Jamás habíamos visto un cura en el colegio y ahora estaba delante de nosotros, vestido de negro y con una sonrisa de oreja a oreja.  Al año siguiente yo ya estaba en Moncada, en el Centro Vocacional,  (donde recibió por primera vez la Comunión) Después de los dos años de noviciado en Alemania llegué a la conclusión de que si Dios me había dado un corazón que tenía tantas ganas de amar y de hacer cosas grandes es porque me quería sacerdote. 1999 interrumpí mis estudios un par de meses para colaborar con el P. Michael Duffy en la fundación del Movimiento en Eslovaquia y Hungría. 
El periodo más feliz de mi vida y que más me ha marcado han sido los cinco años de trabajo apostólico que realicé en el Norte de México. Si bien en Roma uno estudia para ser sacerdote, ha sido en mis prácticas apostólicas donde he aprendido a ser sacerdote. 
Como dije al inicio, no siempre se presenta Dios con la fuerza de un tsunami, pero sin duda me ha concedido momentos de especial cercanía en la oración y de mayor claridad en la vocación.


Padre Santiago Jerez:

"La familia siempre se convierte en el primer factor que Dios pone para que germine la semilla del llamado. La mía era una familia sencilla que aunque no teníamos todo lo que otros tenían, sin embargo, nunca nos faltaba nada. La historia de mi encuentro con Dios y la respuesta a su llamada, la  puedo resumir tomando las líneas de una carta que escribía a mi familia durante mi período de la escuela apostólica (seminario menor) en Valencia y que decía más o menos así: “…mamá yo estoy aquí para poder ayudar muchas almas”. Aunque a la edad de 12 años uno no tiene claro lo que puede ser de su vida, sin embargo, esta idea la tenía muy clavada y ha sido lo que me ha mantenido interiormente firme. 
A decir verdad, mi encuentro con Dios se fue dando solo; sin necesidad de eventos especiales, de apariciones, ruidos o signos extraordinarios. 
En mayo de 1994, antes de terminar el curso escolar, las MM. Capuchinas me dieron la noticia de que unos sacerdotes legionarios llegarían al santuario (donde él era monaguillo) y que los tenía que recibir muy bien pues venían de lejos. Llegaron por eso de las 5:30 pm, hora de la bendición del Santísimo. Desde que entraron en la capilla del santuario no les quité el ojo de encima. Todo de ellos me llamaba la atención (muy jóvenes, vestidos de negro, sonrientes) no veía la hora de hablar con ellos.. Me llamó la atención que entre chistes, anécdotas y juegos de adivinanzas, en un ambiente con sacerdotes, uno se lo pasara tan bien. 
(Ese mismo año se fue a la apostólica). En el noviciado, viví un cambio de etapa y también cambio de ciudad, Salamanca. Fueron dos años muy hermosos y que siempre los recordaré con mucho cariño. Los puedo resumir en crecimiento, paz y entrega. 
Después de unos largos años de formación, me tocó hacer una experiencia en la ciudad de Monterrey (México). Fue cuando se me abrieron los ojos y pensé en “esas almas de las cuales unos años atrás escribía en la carta a mi familia”. 




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