Durante estos días, han tenido la oportunidad de acercarse a la Virgen, rezar el rosario y, de la mano de las consagradas y el P. Javier, meditar sobre las virtudes más características de María. También aprovecharon para visitar el Monasterio, donde conocieron su historia y asombrarse de cómo vivían, oraban y trabajaban los monjes jerónimos. También admiraron las grandes obras de arte en el Museo de Bordados, de Libros Miniados, de pinturas del Greco y Goya, y contemplaron la “Reina de las Sacristías” de España y a la que Juan Pablo II en su visita llamó la Capilla Sixtina, con sus bóvedas tan ricamente ornamentadas y con sus paredes adornadas de cuadros originales de Zurbarán.
Cayetana, una de las peregrinas, comenta a LomásRC que “dado que seguro la Virgen no se me va a aparecer, voy a ser yo quien se aparezca a ella. Y esto es lo que hemos hecho: hemos venido a encontrarnos con Ella”. Y continua: “Guadalupe es un lugar de gran devoción, dónde se siente especialmente a la Virgen, pero es verdad que sola es más difícil sentir todo esto: necesitas un empujón, que te hablen de Ella, que te abran los ojos y te mediten sobre ella sacerdotes, consagradas y el testimonio de otros peregrinos”.
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