“Muchas veces, durante los últimos años, nos planteamos incorporarnos al Regnum Christi. Pero cuando uno lo tenía más claro, el otro dudaba, y si en algo estábamos de acuerdo era que queríamos dar el paso juntos, como matrimonio... Hasta que con el pasar del tiempo y después de haber compartido tantas vivencias, unas buenas y otras no tan buenas, de la mano de Cristo y de la Virgen, y haber experimentado la paz que te da el abandono en las manos de Dios, nos dimos cuenta que precisamente esa percepción de la vida nos la había dado el Regnum Christi.
El vivir la Misa de otra manera es algo que nos lo había dado el Regnum Christi y el llegar a ‘necesitar’ una Adoración Eucarística nos lo había transmitido también el Movimiento. Fue entonces cuando nos dijimos: ‘¿Pero a qué estamos esperando? No busquemos más señales’. El Señor nos ha ofrecido un camino en el que crecer y lo queremos coger con fuerza para seguir conociendo, amando y transmitiendo al prójimo a Jesucristo, en la medida que podamos”.
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