Con este motivo, "La Red" (un servicio de información de la oficina de comunicación internacional del Regnum Christi) ha entrevistado al padre Jorge Ranninger, L.C., delegado del director territorial para el apostolado, sobre la situación actual de los jóvenes del Regnum Christi en España. Puedes leerla a continuación.
P. Jorge, a menudo se escucha que los jóvenes de Europa en general están lejos de la fe. ¿Cómo ve usted esta situación?
Me ha llamado la atención cómo el Papa Francisco en su reciente mensaje para la XXXII Jornada Mundial de la Juventud presenta precisamente esta objeción común. Él dice: «Muchos dicen que vosotros, los jóvenes, sois olvidadizos y superficiales». E inmediatamente responde: «No estoy de acuerdo en absoluto».
El Santo Padre dice: «Hay que reconocer que en nuestros días tenemos que recuperar la capacidad de reflexionar sobre la propia vida y proyectarla hacia el futuro». Es verdad que hoy en día a los jóvenes se les presentan modelos de vida que muchas veces se fundamentan en falsas imágenes de lo real. Las redes sociales probablemente han contribuido a un deterioro en la capacidad de establecer relaciones interpersonales. La cultura de lo provisional evita que los jóvenes sean conscientes de su capacidad para asumir riesgos y compromisos en sus vidas.
Por la experiencia que he tenido en España, he visto que estamos ante un resurgimiento de la juventud. Creo que los jóvenes se encuentran insatisfechos con lo que les propone la sociedad y buscan respuestas a sus deseos e interrogantes más profundos. Y vuelven a darse cuenta que las respuestas más plenas y profundas las da Cristo. Esta es una experiencia que constato con claridad en los jóvenes del Regnum Christi y de otras realidades de la Iglesia.
¿Qué características nota en los jóvenes que se acercan nuevamente a la fe?
Dos aspectos. Por una parte, los jóvenes de hoy en día buscan respuestas verdaderas y auténticas, que les aporten profundidad y plenitud. Por otra parte, tienen una sed profunda de encontrarse con Dios, que es el único capaz de llenar sus ansias de felicidad. Y dado que la fe y la vida no se pueden separar, buscan que este encuentro con Dios se manifieste en la caridad con los más necesitados. La vocación de los jóvenes laicos se revela precisamente en el encuentro con Dios y en el servicio a los demás.
A inicios de marzo tuvimos un encuentro con los responsables y formadores de las secciones de jóvenes del Regnum Christi de Barcelona, Madrid, Valencia, Palma de Mallorca, Sevilla y Bilbao. Me causó una gran impresión constatar que no son jóvenes que van en masa, sino que van porque quieren dar una respuesta, quieren ser un signo visible de Dios en el mundo, en sus ambientes, aunque vayan contracorriente.
Son jóvenes que, de alguna manera, han hecho la experiencia de Cristo en su vida y que quieren que otros jóvenes también la hagan. Yo creo que actualmente en el Regnum Christi hay una renovación fuerte en el deseo de ofrecer este cristocentrismo tan propio del Movimiento y, a su vez, el volver a transmitir este ardor misionero que busca acercar a otros jóvenes a Cristo y a una experiencia profunda de su amor. Esto es lo que atrae, lo que llama.
Son jóvenes, además, que se quieren formar. Percibí, además, que los jóvenes se están volviendo a entusiasmar por el apostolado, que quieren levantarse del cómodo sofá, para interpelar a los demás jóvenes. Esta situación que están viviendo los jóvenes del Regnum Christi de España ciertamente es fruto de la gracia de Dios y del trabajo de muchos legionarios, miembros consagrados y laicos del Regnum Christi.
Lo que yo veo ahora en España es que nuestros grupos del ECYD y nuestras secciones de jóvenes empiezan a resurgir con un entusiasmo renovado. Y que son ellos, los jóvenes, los que quieren tomar la iniciativa, el empuje, el compromiso… ¡Dejémosles!
Una vez que estos jóvenes se han acercado nuevamente a la fe, ¿cómo garantizar su permanencia y perseverancia en el camino reemprendido?
Aquí es donde entra, como un aspecto fundamental, el acompañamiento personal. En el territorio de España estamos insistiendo en la necesidad de renovar el acompañamiento que ofrecemos a los jóvenes. Por una parte está la atención en la dirección espiritual. Pero el acompañamiento no se reduce a esto. Me gustó el hecho de que el documento preparatorio para el sínodo de los jóvenes, en el apartado de la acción pastoral, se describa el acompañamiento como un «caminar con los jóvenes». Dice que «acompañar a los jóvenes exige salir de los propios esquemas preconfeccionados, encontrándolos allí donde están, adecuándose a sus tiempos y a sus ritmos».
Se mencionan tres verbos para describir este acompañamiento personal: salir, ver y llamar. «Salir hacia el mundo de los jóvenes requiere la disponibilidad para pasar tiempo con ellos, para escuchar sus historias, sus alegrías, y esperanzas, sus tristezas y angustias, compartiéndolas». Esta es la mirada del pastor, que a su vez llama e invita a una vida de mayor compromiso.
Acompañar a cada joven significa poner a Cristo en el centro y caminar con el joven y con Cristo hacia adelante. Me parece que es sumamente importante prepararnos para ofrecer este tipo de acompañamiento. En España estamos poniendo varios medios para favorecer este tipo de formación. Uno de ellos es un curso de formación sobre el acompañamiento educativo que se ofrece en la Universidad Francisco de Vitoria.
También necesitamos crecer en la formación de un tipo de acompañamiento más profundo a nivel de dirección espiritual. Lo necesitamos porque los jóvenes lo buscan, y esto no se improvisa. El documento preparatorio es claro cuando dice que «para acompañar a otra persona no basta estudiar la teoría del discernimiento; es necesario tener la experiencia personal en interpretar los movimientos del corazón para reconocer la acción del Espíritu, cuya voz sabe hablar a la singularidad de cada uno». Y repito, esto no se improvisa.
¿Cree que ha habido una renovación en el acompañamiento que ofrece el Regnum Christi a los jóvenes que manifiestan una inquietud por la vida consagrada o sacerdotal?
Ha habido signos de renovación en este campo, pero es un ámbito en el que siempre hay que renovarse. He notado que en esta renovación ha sido fundamental tener el prisma de la pastoral vocacional: caminar con la persona hacia su plenitud vocacional, sea cual sea.
Me gusta cómo lo describe el documento preparatorio para el sínodo: «El término “vocación” debe entenderse en un sentido amplio y cubre toda la gama de posibilidades para la realización concreta de la propia vida en la alegría del amor y la plenitud que se deriva del don de sí mismo a Dios y a los demás. Se trata de encontrar la forma concreta en que se puede cumplir esta realización plena».
En este acompañamiento de discernimiento, lo que debemos buscar es que el joven encuentre su camino de felicidad y en ese camino se le acompaña. Es evidente que entre los jóvenes que acompañamos, algunos de ellos sienten la llamada del Señor a una entrega más profunda en la vida consagrada o sacerdotal. Acompañarles es un arte y hoy más que nunca necesitan esa cercanía de un guía y padre que les acompañe.
Esto no excluye que propongamos la vida religiosa o consagrada como un camino válido hacia la propia plenitud vocacional. Y creo que esta promoción vocacional se realiza principalmente cuando el consagrado da a conocer lo que él es. La mejor promoción vocacional consiste en ser auténticos. Mostrar lo que somos: almas consagradas, sacerdotes de Jesucristo. Y esto transmite, convence, motiva e ilumina. A partir de ahí, hay que poner los demás medios.
¿Ve signos de renovación también en el apostolado que realizan los jóvenes del Movimiento en España?
El Papa Francisco habla con frecuencia de salir a las periferias, de ayudar a los más necesitados. Creo que esto está en el ADN del Regnum Christi. Nosotros estamos llamados a ser apóstoles y a formar apóstoles. Formamos apóstoles que salen, que están en salida. Ciertamente en los últimos años sí se había frenado el apostolado en algunos lugares porque estábamos preocupados en otras cosas, en asimilar lo que nos había pasado, en interiorizar la llamada personal de Dios a esta vocación. Pero el apostolado está escrito en nuestro interior, en el corazón mismo del Regnum Christi.
Cuando se hace una verdadera experiencia de Jesucristo al final tú quieres salir a contárselo a todos. El Papa Francisco en su reciente mensaje a los jóvenes presentaba el ejemplo de María: «María no se encierra en casa, no se deja paralizar por el miedo o el orgullo. María no es la clase de persona que para estar bien necesita un buen sofá donde sentirse cómoda y segura. No es una joven-sofá».
En España estamos procurando reanimar en los jóvenes del Movimiento ese deseo de salir, de ayudar a los demás, de compartir su propia experiencia de encuentro con Jesucristo. Y entonces surgen todos estos apostolados: el Solnight, las misiones urbanas, el Cristo de la calle, etc., que son experiencias muy profundas en las que los jóvenes se dan a los demás y hacen vida la fe que profesan. ¿Qué hemos hecho en España? Hemos tratado de abrir las puertas a los jóvenes.
El Papa decía que tenía miedo de que Cristo se quedara encerrado dentro de la Iglesia. Lo mismo podríamos decir del Movimiento. Abramos las puertas de las secciones y dejemos que los jóvenes salgan a hacer apostolado, a hablar de Cristo.
No les cerremos las puertas, no pretendamos organizar todo nosotros mismos. Hay que aprender a dejarlos hacer. No podemos hacer todo nosotros. Formemos jóvenes laicos que sean capaces de llevar adelante cada uno de los apostolados. ¡Formemos apóstoles!
«Cuando Dios toca el corazón de un joven o de una joven, se vuelven capaces de grandes obras. Las “cosas grandes” que el Todopoderoso ha hecho en la vida de María nos hablan también del viaje de nuestra vida, que no es un deambular sin sentido, sino una peregrinación que, aun con todas sus incertidumbre y sufrimientos, encuentra en Dios su plenitud» (Mensaje del Papa Francisco para la XXXII Jornada Mundial de la Juventud)
La cultura de los jóvenes cambia muy rápido hoy en día, ¿cómo hacer planes pastorales a largo plazo?
En España estamos trabajando de manera definitiva en un plan formativo que abarca un programa básico de tres o cuatro años de duración y una formación más avanzada posterior.
Nuestro principal reto consiste en que todos los miembros de las secciones de jóvenes puedan seguir este programa gradual de formación. Se les ofrecen cursos sobre el Regnum Christi, sobre la doctrina de la Iglesia, aspectos de la fe. La transmisión de la fe, la evangelización pasan precisamente por el amor a la fe y por el necesario conocimiento de ésta.
Tenemos un gran reto por delante. Ofrecer a los jóvenes un encuentro con Jesucristo que colme todas sus ansias de felicidad y presentarles en el apostolado un camino concreto de entrega a Él y a los demás. Me llena de mucha ilusión ver que en otros países se está renovando otra vez la vida y acción apostólica de las secciones de jóvenes del Regnum Christi. ¡Seamos y formemos apóstoles!
Fuente: La Red
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