El P. Justo Gómez, L.C., prefecto territorial de estudios de la Legión en España, considera este encuentro con el cardenal como un “regalo de Dios” porque “nos ayudó a seguir profundizando en nuestra vida consagrada y, lo que es más importante, en la primacía de la vida teologal, la vida de imitación y seguimiento de Cristo y la visión escatológica de la vida”. Y todo en el ambiente de familia y convivencia que se suele vivir en estas fechas de encuentro de los legionarios en Navidad.
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El Cardenal Fernando Sebastián en una celebración Eucarística en el noviciado |
Necesidad de una visión escatológica
Tras una introducción teológica de la vida consagrada, don Fernando presentó unas líneas sobre futuro para la vida consagrada. Entre otros aspectos señaló que la caída de vocaciones se debe, entre otras razones, a la caída de la natalidad, y por lo tanto de ambientes familiares en los que se pierde “una atracción por la vida ascética, generosa y exigente”. O bien, como también ocurre en otras, no hay una vivencia de “una fe intensa y eficiente”. Desde ese tipo de ambientes no suelen surgir vocaciones.
No obstante, para el Cardenal Sebastián, una de las grandes carencias que hay es la falta de “visión escatológica de la fe y de la vida cristiana: la esperanza cristiana es esperanza de la vida eterna”. En el momento actual, hay una visión de la vida muy secularizada, incluso de la misma vida cristiana. La sanación aparente que aporta la Iglesia parece que pierde su visión escatológica. Y aquí es donde la vida consagrada tiene un especial protagonismo, porque si hay algo que la caracteriza es la vida consagrada debe ser una “anticipación de la vida eterna”.
El seguimiento y la imitación de Jesucristo
No obstante, para el Cardenal Sebastián, una de las grandes carencias que hay es la falta de “visión escatológica de la fe y de la vida cristiana: la esperanza cristiana es esperanza de la vida eterna”. En el momento actual, hay una visión de la vida muy secularizada, incluso de la misma vida cristiana. La sanación aparente que aporta la Iglesia parece que pierde su visión escatológica. Y aquí es donde la vida consagrada tiene un especial protagonismo, porque si hay algo que la caracteriza es la vida consagrada debe ser una “anticipación de la vida eterna”.
El seguimiento y la imitación de Jesucristo
La propuesta del Cardenal Sebastián, tal y como explicó a los legionarios, pasa necesariamente por una pastoral familiar y juvenil: la pastoral vocacional comienza con una “pastoral familiar sincera y eficaz”, y también con una pastoral juvenil exigente donde se viva el seguimiento de Jesús. Y esto, porque realmente lo esencial de la vida consagrada es el “seguimiento y la imitación de Jesucristo”, junto con una “fe apasionada e impaciente” y “la urgencia por alcanzar y vivir los bienes del Reino de Dios”.
Don Fernando fue muy claro: “Nuestros institutos no tienen sus raíces en los fundadores y en las propias constituciones, sino en Jesucristo, así como en la vida de los apóstoles y en los consejos y en modelos de la vida del Evangelio”. “Que la vida consagrada –continuó- sea un modo de vida en el que predomine la vida teologal. No la disciplina y ni la uniformidad. Una vida en la que tiene la primacía la fe, la esperanza y la caridad”.
Don Fernando fue muy claro: “Nuestros institutos no tienen sus raíces en los fundadores y en las propias constituciones, sino en Jesucristo, así como en la vida de los apóstoles y en los consejos y en modelos de la vida del Evangelio”. “Que la vida consagrada –continuó- sea un modo de vida en el que predomine la vida teologal. No la disciplina y ni la uniformidad. Una vida en la que tiene la primacía la fe, la esperanza y la caridad”.
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