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2 de octubre de 2014

María Lacalle, auditora en el Sínodo de Obispos: “La familia está en crisis porque ha dejado de trasmitir la fe”

Fernando de Navascués.- Unas horas antes de marcharse a Roma, la Dra. María Lacalle recibe a LomásRC en su despacho de la Universidad Francisco de Vitoria. Aquí, además de ser profesora de Filosofía del Derecho, es la Directora del Centro de Estudios de la Familia. Se trata de una persona que conoce en profundidad la situación de la familia en España y Europa, y en otros países y áreas del mundo como Estados Unidos, África, Oriente Medio… No extraña, por tanto, que la Santa Sede la haya elegido para participar en el Sínodo Extraordinario sobre la Familia que comienza el próximo domingo 5 de octubre y que concluirá dos semanas después. María tiene las ideas claras: “Voy a incidir en el campo de la formación y la comunicación. Los católicos no conocemos el Magisterio de la Iglesia. Ni siquiera muchos sacerdotes lo conocen”.  



Le preguntamos en primer lugar qué eso de ser ‘auditora’, qué se espera de ella… Pero antes de respondernos aclara: “Creo que lo primero es explicar qué es un sínodo”. Y prosigue “se podría decir que es una especie de Concilio en pequeño”, pero tiene algunas características especiales: “Ante todo es una asamblea de obispos que tiene como objeto resaltar la colegialidad y examinar temas de actualidad”. Es un órgano consultivo y, como tal, nos explica, “no puede legislar o definir dogmas, cosa que sí puede hacer un Concilio. Lo que hace es reflexionar con el Papa sobre asuntos de actualidad a la luz de los signos de los tiempos”.

Ahora sí, y ¿cuál es su papel en el sínodo?: “En los sínodos hay muchos tipos de participantes. Éste es un sínodo extraordinario por lo que los que participan son los presidentes de las conferencias episcopales, representantes de algunas iglesias particulares, de congregaciones religiosas y algunos laicos”. Dentro de estos, hay de dos tipos: los ‘expertos’, que son normalmente gente que asesora habitualmente, en este caso, al Pontificio Consejo para la Familia, “y luego estamos los ‘auditores’, que nada tiene que ver con el concepto que tenemos de una persona que va a fiscalizar las cuentas de una empresa”, nos aclara. “Auditora viene del latín ‘audire’, yo voy de ‘oyente’. Sí voy a tener cuatro minutos para hablar en la Asamblea Plenaria, que bien aprovechados se puede decir mucho”. También nos aclara que habrá unos círculos menores, una especie de talleres, “en los cuales puedes hablar si el obispo que lo preside te da la palabra”.

¿Y tiene usted pensado qué va a explicarle al Papa y a los obispos?
“No he recibido ninguna indicación acerca de lo que debo hablar. Pero creo que voy a incidir en el campo de la formación y la comunicación, pues en el documento de trabajo, el Instrumentum Laboris, se revela cómo los católicos no conocemos el Magisterio de la Iglesia. Ni siquiera muchos sacerdotes lo conocen. Me gustaría llegar con alguna propuesta concreta”.

Hay que recuperar la vivencia de la fe en la familia. María Lacalle, entre otras virtudes, es una experta en comunicación. De hecho es la directora de la Fundación Carmen de Noriega dedicada a la formación de obispos, sacerdotes y gente de iglesia en general a la hora de comunicar. Justamente por ello es especialmente sensible al tema: “Hay una relación muy estrecha entre trasmisión de la fe y crisis de la familia. La familia está en crisis, pero ¿por qué?”, se pregunta Lacalle, para responder a renglón seguido: “Porque ha dejado de trasmitir la fe. La fe se vive en familia y se alimenta en familia. Cuando tienes la suerte de nacer en una familia católica tienes algo auténtico que te guía en toda tu vida. Se lo trasmites a tus hijos y vives toda tu vida familiar conforme a eso. Cuando la familia entra en crisis, por lo general, deja de ser esa iglesia doméstica, se deja de trasmitir la fe”.

La ruptura de la cadena es clara. Por eso podemos decir que “las necesidades de la familia hoy en día son la formación, la comunicación y, consiguientemente, recuperar la fe vivida en familia”.

Se trata de una crisis que tiene varias caras. María Lacalle nos habla de un sacerdote y profesor italiano, Livio Melina, que señala dos tipos de crisis: “Uno de fidelidad, según el cual no se concibe un compromiso para siempre, en donde se vive en lo provisional, en la utilidad. Y, por otro lado, una crisis de paternidad, en donde el hijo se ve como un estorbo. En un momento satisface la necesidad de perpetuarse, pero a los 18 años se le dice: "Vete de casa que ya he cumplido”.

Las consecuencias sociales del divorcio
En países como Estados Unidos o en la misma España la ruptura de la familia es una de las primeras causas de pobreza para las mujeres y los menores. “En algunos países –explica Lacalle- es motivo de distanciamiento económico. En Estados Unidos se empieza a hablar de dos castas: si los padres se separan disminuye la renta, con lo que se trunca también la posibilidad de acceder a la universidad… Tu vida toma unos derroteros concretos”. Frente a ellos, se encuentran las familias que permanecen intactas, las cuales “tienen más posibilidades de progresar social y económicamente”.

¿Y lo de la comunión de los divorciados?
Parece que el único tema del que va a tratar el sínodo es de la comunión de los divorciados. No hay más que abrir las páginas de los periódicos y los blogs de información religiosa. La profesora Lacalle responde con claridad: “Para mí el problema no es lo que trasmiten los medios sobre la comunión de los divorciados, sino el que no se trasmite la fe en familia. Si en el sínodo sólo habláramos de la comunión de los divorciados, pienso en los cristianos de Iraq, que están dejando su vida por la fe, si nos mirasen deberían pensar ‘se han vuelto locos”.

Entrando ya más en temas pastorales, María Lacalle nos hace una aclaración y una propuesta: “Lo del Cardenal Kasper no puede ser porque supondría cambiar la doctrina, y la doctrina es revelada. Lo que sí es cierto es que la Iglesia tiene que estar con los divorciados, con los hijos de familias desestructuradas, con las personas con tendencia homosexual… Hay que ayudar a estas personas a que vivan según la voluntad de Dios. Lo que no podemos es decirles que ‘no pasa nada’. Porque sí pasa”.

Renovar la pastoral familiar
Después de este análisis, queremos saber cómo ve la Dra. Lacalle la pastoral familiar. Si la situación de la familia católica está en crisis, habrá que cambiar algo… Ella insiste en la formación: “No se pueden hacer cursillos prematrimoniales un mes y medio antes de casarse, y en un fin de semana exprés. Es llamativo –contrapone- que para ordenarse sacerdote hay que pasar seis o siete años de formación, y para casarse un día y medio”. Lacalle señala que debe ser una formación que comience mucho antes, “quizá desde la adolescencia y en donde se plantee a los muchachos la belleza del amor humano de forma que puedan orientar su vida, su juventud, su noviazgo… hacia ese fin”.

Pero hay más campos que se imponen en los momentos actuales: “La atención a aquellas personas que pasan por situaciones difíciles: el divorciado vuelto a casar y que no puede comulgar. Pero también al divorciado que no se ha vuelto a casar y es fiel a su vínculo. Éste también está solo. Creo que la Iglesia en general no siempre ofrece esa mano a la gente que sufre”.

Recomiéndenos una novela
“El despertar de la señorita Prim”, de Natalia Sanmartín Fenollera, editado por Planeta. La autora describe un lugar en el que se vive todo al servicio de la familia.

Y una película
“Mientras dormías”, dirigida por Jon Turteltaub e interpretada por Sandra Bullock. Es una comedia de enredo en la que la protagonista tiene que cuidar a una persona que está en coma. Ella realmente se enamora de la familia y la familia de ella.

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