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27 de marzo de 2019

Recuperar energía, superar la inseguridad y volver a ilusionarse, son los logros que Altius ha tenido con sus beneficiarios. Te contamos algunas de sus historias

Para muchos beneficiarios, su paso por la Fundación Altius ha supuesto un cambio radical en sus vidas. Volver a trabajar después de mucho tiempo en desempleo, superar “el obstáculo” de la edad en los procesos de selección o aprender un nuevo oficio que los ha llevado a la inserción laboral, ha supuesto para ellos recuperar energía, superar la inseguridad y volver a ilusionarse.

Uno de los cursos que realiza Altius es “Comercio y Atención al Cliente”, que comprende capacitación teórica, prácticas en empresas y formación en habilidades sociales y personales, un valor diferencial y muy apreciado por los alumnos respecto a la formación convencional. Algunos de ellos cuentan lo que les ha aportado este tipo de formación y queremos compartir contigo sus testimonios.



Recuperar la energía
Alexander, de 32 años, dejó Venezuela por la situación económica y social que estaba padeciendo y acude al curso para continuar activo hasta que encuentre trabajo. “Estoy deseando hacer las prácticas y trabajar, he vivido de lo poco que tenía ahorrado, pero ahora que conseguí el asilo y los papeles en regla ¡hay que encontrar trabajo ya!”, nos cuenta con entusiasmo. “Tengo mucha esperanza en que lo voy a conseguir. Mi autoestima ya no es la misma de antes, en Madrid estoy solo y te sientes más vulnerable. En Altius me ayudaron a recuperar la energía. Vine aquí a buscar oportunidades, va a ser difícil volver a Venezuela en años…”.

Es fundamental el apoyo con el que han contado en esta parte del curso que profundiza en aspectos más personales, pues así lo ha vivido también John: “Las clases en las que vemos la parte de las emociones, quién soy, lo que quiero en la vida, son las que me gustan más, siento confianza y cercanía, y eso ayuda mucho cuando sales de aquí”, comenta él. Alexander también nos dice: “De clase salgo a tope de energía y positivismo, porque no tengo dinero… ¡pero con ganas hasta de crear una empresa!”.

Superar la inseguridad
Para Beatriz, la barrera es su edad: “Tengo 44 años y eso supone que muchas veces no te quieren ni entrevistar”, dice ella. A pesar de esto, Beatriz quiere seguir formándose, reciclarse para mejorar su currículum. “Tuve a mi hija muy joven y no pude estudiar, empecé a trabajar enseguida... En este curso me he dado cuenta de que valgo para atención al cliente. Me ayudó mucho para la autoestima, en tener seguridad en una entrevista, con mi edad te crea inseguridad, pero me han devuelto las ganas y aprender a no hacer caso a quién intenta desanimarte”, añade.

Volver a ilusionarse
Claudia también tiene 44 años, hacer el curso le ayuda a volver a ilusionarse después de un proceso personal y profesional difícil. “Trabajé 20 años en una empresa de la que tuve que salir por una situación de acoso que me afectó mucho anímicamente”, para ella es la oportunidad de cambiar de sector, aprender cosas nuevas y verse con fuerzas para volver a trabajar. “He pasado por un asunto muy duro y me ha ayudado mucho a superarlo, las clases de habilidades personales te hacen comprenderte y cambiar cosas que no están bien, tener ganas de crecer como persona”.



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