"Soy Salva, de Palma de Mallorca, tengo 25 años y soy miembro del Regnum Christi. Comencé a asistir a Solnight cuando llegué a Madrid con 18 años. Todo comenzó en unas misiones en Huesca a las que fuimos cuatro personas desde Palma, y fue ahí cuando tuve mi primera experiencia como misionero. Luego, al llegar a Madrid, conocí este apostolado de Juventud Misionera, Solnight, y me alucinó ver cómo podemos ser capaces de acercar a la gente a Jesús, que es la persona a la que más amo.
Recuerdo todas las negativas de la gente, pero por una sola persona que entra en la iglesia merece la pena pasar en la calle una noche entera. Una vez un hombre mayor al que invité a pasar salió llorando y me intento dar dinero como agradecimiento: hacía 30 años que no se confesaba y se había encontrado ese día con Jesús. También, uno mismo crece personalmente, las primeras veces que iba al apostolado estaba fuera hablando con todo aquel que pasaba, pero poco a poco uno ve la necesidad de adorar a Jesús y hablar con Él, que es lo más importante, cargar pilas y luego salir a arder todas las almas que pasen por Sol.
Todas las peticiones que se acumulan se dan a las consagradas para que luego recen por ellas, pero en una ocasión se fueron sin ellas y el responsable me las dio a mí. Recuerdo sobretodo dos peticiones que me impresionaron mucho: hay gente de nuestra edad que puede estar en situaciones tan malas y no darnos cuenta a simple vista. Estas son cosas que no vemos pero que Dios las escucha y acoge. Sobretodo, lo que Dios me ha enseñado a través de Solnight es a creer en la oración de intercesión de unos por otros y que no hay que fijarse en la apariencias".
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