A lo largo de estos días, seminaristas, formadores y los chicos de la convivencia participaron en multitud de actividades: desde las más espirituales como Misas y una Hora Santa, a misiones urbanas, una excursión a la playa o torneos de fútbol. El colofón de la convivencia fue una Posada en honor a María Inmaculada, en la que no faltó su procesión, y la “petición de posada”, tal y como marca la tradición mexicana.
Nos cuenta el P. Ramón que “todos los participantes han salido contentísimos de la experiencia y muchos chicos han manifestado su deseo de continuar participando en otras convivencias que se organizarán a lo largo del año”.
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