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26 de abril de 2018

Testimonio Misiones | Samantha Rivera: “El Camino de Santiago es un lugar especial para experimentar la presencia de Dios”

Samantha Rivera es de Venezuela y vive ahora en Madrid. Ella ha participado en varias misiones anteriormente, sin embargo este año ha podido experimentar la Semana Santa de forma distinta, en un lugar tan especial como el Camino de Santiago. Samantha está convencida de que Dios quiere que “gritemos” al mundo lo alegres que somos por tenerlo. Lee su testimonio.
Testimonio de Samantha

Mi nombre es Samantha y llevo más de 10 años yendo a misionar con Juventud Misionera. Misioné durante muchos años en distintas partes de Venezuela y ahora, que vivo en España, el RC me sigue dando la oportunidad de seguir sirviendo y viviendo esta experiencia tan enriquecedora para el alma y para el crecimiento personal.

Hace muchos años nació en el corazón de una consagrada el llamado de misionar en el Camino de Santiago y servir a la Iglesia con la evangelización de los peregrinos y las personas de los pueblos que los acogen, y así recuperar el sentido católico que tiene realmente el Camino. Gracias a ese llamado tan particular comenzó hace dos años este aventurado plan de Dios.

Este año misionamos en Trabadelo, un pueblito en la provincia de León que forma parte del Camino Francés. Éramos 10 en total, un grupo muy capacitado y bien variado: 2 consagradas, 1 sacerdote, 1 misionero y 6 misioneras (España, México, Chile, Venezuela y Colombia), la mezcla perfecta para vivir una Semana Santa llena de muchas risas, oración y misión.

Fue una Semana Santa diferente, donde la gracia de Dios se hizo evidente y donde pude reafirmar que el Camino de Santiago es un lugar especial para experimentar la presencia de Dios. La mayoría de los peregrinos que deciden caminar, lo hacen como un "escape" o "respuesta" a alguna situación que puedan estar experimentando en sus vidas, otros lo hacen por hacer deporte o por turismo, sea cual sea el motivo, todos se consiguen con una experiencia que va más allá de lo que pudieron imaginar.

Yo hice el Camino de Santiago hace un par de años, y cuando te encuentras en medio de la nada, cansada, con una mochila pesada en la espalda, sola o acompañada de algún extraño o amigo, es inevitable que durante esos largos trayectos caminando se sostengan largos silencios en los que la mente te lleva más allá y hace que te encuentres contigo mismo. Son esos encuentros los que hacen que tu alma se vuelva "vulnerable" y que permiten que tu corazón se abra y se prepare para que Dios sea el mejor de los hallazgos. Es como encontrar las estrellas que seguían hace tantos años los peregrinos, cuando lo llamaron el Camino de las estrellas.

Estoy muy agradecida por la gracia de poder ser parte de este plan de Dios, y estoy convencida de que Dios se hace evidente, porque necesita que le gritemos al mundo que la felicidad es para todos y que solo podemos ser felices si lo tenemos a él en nuestro corazón. No nos cansemos de gritar, que él se encarga del resto.



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