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10 de enero de 2018

50 Aniversario de las primeras incorporaciones de laicos al Regnum Christi

Primer grupo de laicos jóvenes reunidos en una de las
casas de Madrid
El pasado 3 de enero se celebraron los 50 años de las primeras incorporaciones de laicos al Regnum Christi. La ceremonia tuvo lugar en Basílica del Pilar de Zaragoza, y testigos de ello fueron, entre otros, el P. Alfredo Torres, L.C., y el P. Juan Francisco González, L.C., uno de los chicos que se incorporaron en aquella primera ocasión, y que actualmente es el administrador territorial en España. Con este motivo el boletín LaRed con la colaboración del Archivo Histórico General de la Legión de Cristo han preparado el siguiente artículo, en el que recoge el testimonio de cómo se dieron los primeros pasos para la fundación de la parte laical del movimiento.







El diario de 1965 del Colegio Máximo de los Legionarios de Cristo en Roma recoge, en la entrada del 7 de febrero, que ese día se anunció a la comunidad la decisión de fundar una comunidad en Madrid, y que el superior de esa comunidad sería el padre Alfredo Torres, L.C., que entonces también era el rector del Colegio Mayor en Roma. En la entrada del 11 de febrero del diario del mismo año se dice que viajaron a Madrid los padres Alfredo Torres, José María Escribano, José Bustamante y el fundador.

Casa en la Colonia El Viso, Darro 7, en Madrid
Los padres se instalaron en una casa en la Colonia El Viso, Darro 7, en Madrid, que el mismo padre Alfredo después habilitó como centro para la formación y el apostolado de los jóvenes laicos. El padre Alfredo encontró apoyo en monseñor Antonio Riberi, entonces Nuncio Apostólico en España. “Me abrió las puertas de la Universidad Complutense”, escribe el padre Alfredo, y continúa: “En aquella época, muchos jóvenes estaban desorientados y confundidos (...) Así que lo primero que hice fue que los jóvenes bebieran directamente de las Sagradas Escrituras el mensaje de Dios. Y así nació el principal camino de santificación del Regnum Christi, a través del encuentro de la persona con Cristo, al estilo de San Pablo”.

Primeras reuniones con laicos

El mismo Concilio Vaticano II había recordado, poco antes, a través del decreto Apostolicam actuositatem, que “nuestros tiempos no exigen menos celo en los laicos, sino que, por el contrario, las circunstancias actuales les piden un apostolado mucho más intenso y más amplio”. El primer grupo de jóvenes laicos se reunió el 5 de marzo de 1965 en la nueva casa en Madrid, y el 23 de marzo se pudo celebrar la primera misa en el centro. Más adelante se trasladaron a una casa ubicada en Francisco de Asís Méndez Casariego, 2.

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Casa ubicada en la calle Francisco de Asís Méndez
Casariego, 2
Durante esos años, el padre Alfredo se dedicó a visitar los colegios de Madrid para impartir pláticas sobre la vocación sacerdotal. “Poco a poco, conseguí formar un grupo de chicos, de entre diecisiete y dieciocho años. Instauramos las primeras reuniones que denominamos ‘Encuentros con Cristo’, porque giraban en torno a los Evangelios. Los encuentros eran una vez por semana. Yo fijaba un pasaje del Evangelio para que lo meditaran en sus casas. Luego, en la reunión cada uno decía lo que le había inspirado el Espíritu Santo en la lectura del pasaje y qué conclusiones habían sacado para su vida personal”, escribió el padre Alfredo Torres. Y añade: “Enseguida, esos chicos traían a otros. Yo les explicaba que el Movimiento implicaba, como su nombre lo indica, moverse. Que san Pablo decía: ‘Ay de mí si no predico el Evangelio’. El Regnum Christi crecía con la ayuda de Dios”.

El Regnum Christi de la ‘primera hora’
“El 3 de enero de 1968 llegamos a la Basílica del Pilar de Zaragoza (…), pudimos celebrar la misa a los pies de la Virgen del Pilar (...). Recibí las promesas de ocho primeros miembros laicos oficiales del Regnum Christi”, comenta el padre Alfredo. Entre estos jóvenes estaban Eugenio Blanco de la Quintana y Juan Francisco González Vidal, quienes años más tarde ingresarían a la Legión de Cristo. En sus memorias sacerdotales, el mismo padre Eugenio recordaba con afecto el ambiente de recogimiento y amistad que se vivía en el grupo, y comentaba que en aquella época cada charla iniciaba y terminaba con una visita al Santísimo en la capilla.
El universitario Eugenio Blanco(el
primero de la derecha),y Juan Francisco
González (atrás a la derecha) junto a otros
jóvenes del primer equipo de laicos del
Regnum Christi en España durante
unos ejercicios espirituales de tres días
en Salamanca en 1968
El padre Juan Francisco González, L.C., comentó: “La gracia de Dios recibida ese 3 de enero de 1968 se hace más patente y clara con el pasar de los años y ver lo que Él ha sido capaz de hacer con el Movimiento a lo largo de estos 50 años. Esto es algo que ninguno de los que nos incorporamos al Regnum Christi en el Templo del Pilar de Zaragoza vislumbrábamos, y esa semilla de mostaza puesta por amor de Dios en su Iglesia se ha desarrollado hasta llegar a ser el gran árbol que es ahora el Movimiento”.

“Concluyo con una pequeña anécdota que aconteció al finalizar el rito de incorporación y es que se me acercó una viejita y me dijo: ‘Oiga, joven, ¿ustedes son de esos misioneros que se van a evangelizar a América?’ Yo inmediatamente le respondí: ‘No, señora, ni se me ocurre ir a América’. Y después Dios ha querido que trabajara allá 40 años; sin duda, esa anciana era como la profetisa Ana para mí. Le doy muchas gracias a Dios por haberme llamado a formar parte del Regnum Christi en esa primera hora, y aunque, como en toda vida, ha habido momentos de dificultad, soy muy feliz en el Regnum Christi y en la Legión, todo el mérito de ello es de Dios que me llamó por amor a formar parte del Movimiento y me mantiene con el mismo cariño y delicadeza del primer día”.

Poco después se incorporan cuatro jóvenes laicos más al Regnum Christi y forman así, 12 jóvenes, el primer equipo de jóvenes laicos del Regnum Christi del mundo, en Madrid. Después de esas incorporaciones, siguieron otras, en 1969, de un grupo de chicos y chicas en la Ciudad de México.

Con motivo de esta celebración, el padre Eduardo Robles-Gil, L.C., ha escrito una carta al padre Carlos Zancajo, L.C., director territorial de España, que se puede leer en este enlace.



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