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21 de septiembre de 2017

Luiza Mendes: “La compañía de mi familia a lo largo de mi historia vocacional es un regalo de Dios”

A las pocas horas de su consagración, Luiza ha dedicado a LomásRC un tiempo para contestarnos a algunas preguntas. Entre ellas nos explica que lo que más le ha gustado a lo largo de esta etapa de formación y discernimiento ha sido “descubrir el sentido de mi vida, para qué el Señor me ha creado”, o que la vida consagrada es una entrega del día a día, “en cada encuentro con el Señor, con cada persona, en cada instante”.


¿Puedes explicarnos la importancia de emitir tus votos definitivos? ¿Qué ha cambiado en tu vida?

Al emitir los votos definitivos, se me confirma la alianza de amor de Dios para conmigo y yo para con Él. ¿Qué ha cambiado en mi vida? Pues, en pocas palabras: ha crecido el amor de Dios y la sed que tengo de Él… porque es el Único que me ha llenado el corazón. Es un “sí definitivo”, ¡que es mucho en la vida de uno!

Ya sé que es un tópico, ¿pero es el final de camino, o el comienzo de otro?
Aunque parezca contradictorio, yo diría que son las dos cosas. El final de un camino de discernimiento, madurado después de algunos años; y a la vez, el comienzo de otro: la vida consagrada no es entrega de un momento, sino del día a día; en cada encuentro con el Señor, con cada persona, en cada instante. Y así “el camino sigue”, ¡porque es acogida y entrega siempre!

¿Cómo has vivido la ceremonia de tu consagración definitiva? ¿Estabas nerviosa? ¿La habías preparado mucho?
Ha sido una misa muy significativa para mí. Mi corazón rebosaba de paz y de alegría, profundas. Estaba muy serena al entrar en la capilla, y en pocas palabras: ¡la disfruté! La preparé, o mejor, mi comunidad me ayudó a prepararla algunos días antes. Estaba muy contenta de poder ver a tanta gente que quiero acompañándome en esta etapa tan importante de mi vida.
Es una pregunta muy humana, ¿pero cómo viviste este día? ¿Hiciste algo especial?
Este día, como estaba mi familia en Madrid, fuimos a visitar el colegio Everest, dónde vivo mi apostolado. Fue una mañana muy bonita, pudieron conocer a las personas con quienes trabajo, a quiénes les dedico gran parte de mi misión y que me han acompañado en estos años aquí en Madrid. Por la tarde he tenido un rato de retiro, para prepararme para la gran fiesta.

Nos cuentas que estabas acompañada por tu familia, ¿cómo han vivido tus padres y el resto de tu familia tu vocación?
La compañía de mi familia, no solo en la participación de este momento, sino a lo largo de mi historia vocacional, es para mí un regalo de Dios. Sin duda alguna, mi familia forma parte de mi vocación consagrada: ellos la viven con un sentido de entrega a Dios, de gratitud, también de sacrificio ofrecido a Dios, ya que no deja de costar la distancia. Es una bendición poder tener el apoyo y cariño de “tus seres más queridos” en la vida.

Desde una madurez y desde la experiencia, ¿hay algún campo apostólico al que te gustaría dedicar tu consagración porque consideras prioritario?
Para mí algo que es prioritario y que creo poder aportar con mi consagración, es la evangelización de la familia. La experiencia primera y fundante del amor, que Dios ha querido que experimentáramos en el seno de una familia, para mi es algo esencial.

¿Qué es lo que más te ha costado y lo que más te ha gustado a lo largo de estos años de formación?
¡¡Puff…!! Pregunta difícil. No sé qué es lo que más me ha costado a lo largo de estos años (¡eso no quiere decir que no hay cosas que me cuesten!). Pero todo aquello que me cuesta, busco ofrecerlo a Dios y se convierte en ocasión de amor, de oblación, de “incienso quemado”. En estos años he podido experimentar profundamente el amor de Dios, conocerme más, discernir mi vida consagrada, “descubrir” mi vocación en mi familia Regnum Christi... Lo que más me ha gustado es descubrir el sentido de mi vida, para que el Señor me ha creado.

¿Cómo estás viviendo este tiempo de renovación y de estudio del borrador del Estatuto General del RC?
Busco vivir este tiempo como tiempo de renovación, a la escucha y acogida de lo que Espíritu Santo está soplando. Procuro leer, rezar, estudiar, escuchar y compartir con los miembros de la familia. Una actitud que procuro vivir, especialmente en este tiempo, es la de la confianza y abandono.

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