Páginas

1 de marzo de 2017

Testimonio | Arancha Ferrer, sobre su Consagración a María: "Es una gracia grande, es un darse, y no exigir como yo pensaba"

Varias personas se consagraron al Inmaculado Corazón de María el pasado sábado 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, de la mano de Juventud Misionera y tras un recorrido que ha incluido oración, reflexión y formación. 

A continuación te ofrecemos el testimonio de una de ellas, Arancha Ferrer, que es la enfermera Highlands School El Encinar:

La invitación a realizar la preparación para la Consagración al Inmaculado Corazón de María con Juventud Misionera me llegó de parte de una compañera entrañable de trabajo, Pilar, a la que difícilmente puedo negarle nada. 

Sin tiempo de reaccionar, le dije que contara conmigo: un salto al vacío en toda regla, pues me invitó una semana antes del comienzo de los 33 días que nos han llevado a la Alianza con María.



Durante esa semana previa, me puse a leer y a tratar de interiorizar el significado de la Consagración. Mi primer impulso fue la mar de egoísta, aunque entonces no era consciente: “¡Qué bien, me pongo en manos de nuestra Madre y ella cuidará de mí y de los míos!”. Craso error limitar el efecto y el sentido de este regalo a lo que mi humano corazón de hija, hermana, madre y esposa anhela, pero lógicamente la Virgen lo sabe todo y se ocupó de soñar caminos y hacerlos aparecer.



De buenas a primeras me encontré formando parte de un grupo de WhatsApp: “El ejército de la Virgen”, de gente conocida y desconocida que compartíamos esta “locura del corazón” que supone consagrarse a María. Este sencillo gesto de “formar parte” de este grupo tan genuino en mi vida, me ayudó, me animó, reconfortó mi corazón y levantó mi ánimo en los momentos en los que no veía claro qué estaba haciendo metida en esta aventura del alma.

Para mí ha sido importante estar acompañada por otras personas, en especial, por aquellos que conozco, por los que siento mucho cariño y por aquellos que he conocido circunstancialmente gracias a la preparación para la Consagración: ¡Gracias a todos por haberme sostenido durante estos días y haber sido luz en mi camino!

Otro regalo importante de nuestra Madre en la antesala de la Consagración fue la conferencia de José Antonio Revuelta acerca del Triunfo del Inmaculado Corazón de María. Las palabras de este hombre enamorado de la Virgen me hicieron sentir unas ganas inmensas de seguir adelante con esta propuesta. 

Cuando regresaba a casa esa tarde después de escucharle, mi corazón estaba rebosante y no hacía más que pensar en la maravillosa persona que fue y que es nuestra Madre del Cielo. 

Creo que en esos momentos me derretí ante la visión de una vida nueva, de un corazón nuevo rescatado y dedicado a Jesús pasando por el corazón de María y tras esa tarde, me convencí de que por muchas pegas que pusiera, yo estaba predestinada a consagrarme y tenía que tomármelo en serio. Así que me dije: “Arancha, adelante y que sea lo que la Virgen quiera”.

La ceremonia de la Consagración fue muy sencilla, el día 11 de febrero, dentro de la misa de 18h en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, el día que la Iglesia dedica a la Virgen de Lourdes. Algunos del grupo que nos consagrábamos nos pusimos cara en ese momento y se nos veía felices. Todos sentimos el calor de la compañía de tantos días orando y la alegría compartida de saber que íbamos juntos, de la mano de María, a darle nuestro “sí”.

La Consagración vista “desde dentro”, desde las meditaciones y oraciones, desde el compromiso sincero del corazón, es una gracia grande, es un darse, que no exigir como yo pensaba cuando mirando “desde fuera”, anhelaba protección, seguridad temporal o provecho personal. Los requisitos de los consagrados que poco a poco voy incorporando a mi vida, están suponiendo un cambio en la manera de encontrarme con la gente, un crecimiento en mi vida espiritual y un aprendizaje acerca de lo que verdaderamente soy.

La Virgen, con la Consagración al Triunfo a su Inmaculado Corazón, pide que nos abandonemos a su Hijo, que nos dejemos moldear por Él, que nos vaciemos de nosotros mismos, que le entreguemos todo nuestro ser, nuestro corazón, nuestro cuerpo, nuestras pertenencias, nuestra alma y esto, “visto desde fuera”, asusta, da vértigo y provoca rechazo.



Yo voy poco a poco, para darme cuenta, para saborear eso que me pide y yo doy, para ser consciente de esa transformación y ofrecérsela con alegría. 

Tengo todo lo que me queda de vida para andar por esta senda y ahora que he decidido ponerme en camino y ser uno de sus soldados, (bueno, Ella es la que lo ha decidido, yo me he dejado convencer), pese a las trabas de esta vida moderna en la que estoy imbuida, Ella me asiste y me ayuda a encontrar la manera de cumplir con lo que solicita. 

Soy consciente de que este camino acaba de comenzar, (apenas llevo 15 días consagrada) pero siento que he hecho bien, que a pesar de ser una locura organizativa que trastoca mi agenda y mis planes, merece la pena.

En un tiempo podré contar a lo que me ha llevado esta Consagración pero de los frutos a corto plazo os puedo decir que me siento más confiada, más serena, más positiva y con un deseo profundo de experimentar qué es “Darse por entero, darse por amor, darse por siempre a Jesús por María".



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por darnos tu opinión