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1 de diciembre de 2016

Héctor García, formador de la Fundación Altius: “El objetivo es que los alumnos salgan preparados para enfrentar una entrevista de trabajo y que adquieran experiencia para conseguir empleo”

Héctor García, Integrador Social y Técnico Superior en Restauración, es el coordinador de los cursos de hostelería en la Fundación Altius. Se trata de formación gratuita dirigida a jóvenes en riesgo de exclusión social para mejorar su empleabilidad y sus posibilidades de inserción en el mercado laboral.

Los alumnos con los que trabaja Héctor suelen tener historias de vida complejas. Muchos de ellos están fuera del sistema educativo, provienen de familias desestructuradas, no cuentan con suficientes recursos y tienen problemas para integrarse: “Lo más complicado es hacerles ver que nosotros no somos sus enemigos y que no intentamos hacerles ningún mal. Este trabajo está lleno de penas, de historias que uno no sabe bien por dónde cogerlas de lo dramáticas que son”, explica.


El seguimiento es esencial para ayudarles a mejorar su situación. Sin embargo, Héctor y el resto de formadores, intentan tener mucha mano izquierda a la hora de lidiar con las situaciones más difíciles. Deben saber cuándo presionarles y cuándo mostrarse comprensivos. “Dependiendo de cómo se encuentran anímicamente, hay que saber cómo pueden reaccionar a lo que les decimos o exigimos”, asegura.

Muchos alumnos son inmigrantes, jóvenes de Latinoamérica o Europa que atraviesan un complicado proceso de integración. Héctor aclara que la presencia de españoles es menor: “No porque haya algún tipo de preferencia en la selección de los alumnos, sino porque a la Fundación suelen acudir más extranjeros que carecen de apoyo para salir adelante. Para los españoles por el contrario es más frecuente contar con círculos de apoyo y por lo general no tienen tanta necesidad de buscar asistencia en entidades sociales”.


Con respecto al programa que imparte en sus clases nos dice: “Es un curso muy básico, en el que vemos cómo distinguir los tipos de establecimientos que existen, qué hacer durante y después de un servicio de mesa y realizamos algunas preparaciones sencillas. Todo esto les sirve para que puedan desempeñar un puesto como ayudantes de camarero sin problemas”, recalca.

Héctor explica que su intención no es conseguir un gran profesional de la hostelería, pues a su juicio esto es algo que solo se consigue con los años. Su objetivo es que sus alumnos salgan preparados para enfrentar una entrevista de trabajo con seguridad y que adquieran cierta experiencia, lo cual es clave a la hora de conseguir empleo.

Cada curso suele estar compuesto por unos veinte alumnos y comprende un módulo teórico y otro de prácticas en empresas y locales del sector de hostelería que colaboran con la Fundación Altius en este aspecto. Sobre las posibilidades de contratación tras la realización de las prácticas, algunas de las empresas llegan finalmente a contratar a los que hayan destacado por un mejor desempeño de su trabajo.

Aunque Héctor es muy realista al respecto: “Por mucho que intentemos que los veinte alumnos de cada curso encuentren su oportunidad no siempre es fácil”.

Pero también subraya la importancia de las prácticas, muchas veces es la única forma de tener una primera experiencia laboral que enriquezca su CV, y es que en la mayoría de los casos jamás han realizado ningún tipo de trabajo.

“La alegría se da cuando en cualquiera de los cursos se presenta un antiguo alumno que nos dice que ha conseguido un puesto de trabajo o que nos cuenta que ha vuelto a estudiar porque ha descubierto que le gusta y que quiere volver al instituto. Esta es la mayor satisfacción y me ayuda a continuar día a día con mi trabajo. Con que venga uno de cada curso, siento que he logrado mi objetivo”, concluye Héctor

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