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15 de diciembre de 2016

El P. Justo Gómez y el P. Javier Oseguera recuerdan en la UFV que el sentido del Adviento está en el encuentro entre Dios y el hombre


La pecera del edificio H de la Universidad Francisco de Vitoria reunió a alumnos, profesores y personal en torno al Adviento y al milagro de la Navidad en una reflexión que condujeron el P. Justo Gómez, L.C, y el P. Javier Oseguera, L.C. Esta cita coincidió, además, con la fiesta del perdón en la UFV, en la que los sacerdotes de la universidad estuvieron disponibles para atender en confesión desde las 9:00 hrs a las 19:00 hrs. 

La charla versó sobre el encuentro que se espera durante el Adviento y que culmina en la Navidad desde dos perspectivas: la de Dios hacia el hombre y la del hombre hacia Dios. El P. Oseguera, que fue el encargado de exponer la primera parte, aclaró que ambas deben ser vistas “como una revelación de amor porque son necesarias y queridas las dos partes”, a lo que complementó el P. Justo con una llamada a hacer una parada en la rutina para poder disfrutar de la realidad y del sentido de estas fechas. 



P. Oseguera: “Dios es el primer interesado en que se produzca ese encuentro, Él da el primer paso.”
Así comenzaba el legionario su intervención, que aterrizaba después en el hombre trasladando esa espera paciente de Dios por la mirada y la escucha del cada uno. “La pretensión es mirar y penetrar en el corazón de Cristo y ver qué quiere decir ese corazón en este tiempo litúrgico, de espera a ese encuentro al que Dios nos lleva cada día, y más en estas fechas”.

Insistió en este aspecto recordando que ese sentir de Dios es herencia de los israelitas que clamaban en Egipto, y recalcó que con ellos tiene el hombre de hoy un rasgo en común: el sufrimiento. En ese punto es donde, afirmó el padre, quiere entrar Cristo en el corazón para transformarlo y llevarlo a la felicidad a la que lo ha llamado.

“La perspectiva de Dios parte sabiendo que hay un corazón que sufre y Dios no es indiferente a los sufrimientos diarios”. También explicó que Dios escuchaba conmovido a su pueblo esclavo en Egipto igual que en la actualidad, porque “aunque nosotros no sepamos dirigirnos a Él, Él sabe que necesitamos de ese amor”.

P. Justo: “La fe de María es saberse en ese regalo y responder generosamente a ese don”

La perspectiva del ser humano ante esa llamada de Dios es la cuestión que afrontó el P. Justo, que recordó que el mejor ejemplo de cómo vivir estos días y los venideros está en la Virgen María, que es testimonio de acogida alegre al mensaje. “La fe de María es saberse en ese regalo y responder generosamente a ese don, el reconocer a Dios a pesar de las dudas de la vida”, apuntaba. 

Para ello, el sacerdote explicó una serie de actitudes que cree necesarias para preparar ese momento: interioridad, silencio, oración, humildad y alegría. Recomendó que para vivir la Navidad ‘hay que meterse dentro de nosotros mismos a través de la oración porque es el oxígeno del alma’.

A esa apertura de María, añadió el padre, el pesebre, el corazón, en el que va a nacer el Niño y como un milagro al que responder con apertura porque “en un pesebre se puede encontrar cualquier cosa y Dios hecho hombre ha querido nacer ahí”.

Retomó las palabras del P. Oseguera y añadió: “Ante una persona que nos visita, podemos hacerla esperar en la puerta de la casa mientras ocultamos o tapamos el desorden por vergüenza, pero en Navidad no puede pasar esto. Hay que abrir las puertas a Cristo para que Él transforme”. Para las fiestas, aconsejó a los asistentes ser “alegradores de vida”.

El último mensaje del capellán de la UFV fue para la universidad, de la que dijo hallarse su centro en el amor y, por tanto, en Cristo.





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