En una carta que escribió a su regreso del encuentro con el papa, el P. Díaz recoge el testimonio de vida que ha recibido de los jóvenes durante la JMJ. Subraya como ejemplo de muestra la solidaridad entre ellos, y cómo se cuidaban los unos a los otros durante las dos semanas. “Habría que destacar en la lección que nos ha dado esta juventud, la presencia en muchos de los grupos de jóvenes discapacitados, llevados en los carritos y otros medios por sus propios compañeros”.
En el texto también llama la atención sobre la importancia del encuentro de los jóvenes entre sí y con Cristo, sobre todo para aquellos que, como dice el sacerdote, ‘se ven cercados por un ambiente hostil’ y se sienten en sus entornos ‘como chicos extraños, raros, venidos de otro planeta’.
A los ojos del P. Arturo, además de la esperanza, existen más virtudes en esta juventud, mucho más numerosa de la que se vio en Cracovia: “La realidad es que este más de millón y medio de jóvenes representan a muchos otros que no han podido ir a Cracovia, y hacen vislumbrar un futuro con esperanza, porque ellos muestran ser capaces de compromiso, liderazgo, responsabilidad, ilusión, virtudes e ideales”.
A los ojos del P. Arturo, además de la esperanza, existen más virtudes en esta juventud, mucho más numerosa de la que se vio en Cracovia: “La realidad es que este más de millón y medio de jóvenes representan a muchos otros que no han podido ir a Cracovia, y hacen vislumbrar un futuro con esperanza, porque ellos muestran ser capaces de compromiso, liderazgo, responsabilidad, ilusión, virtudes e ideales”.
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