En estos días se han vivido momentos intensos, como la Eucaristía en la Cueva Santa, en Segorbe, o la Adoración Eucarística por las familias y vocaciones. Y por supuesto otros muchos muy divertidos y entrañables como juegos de mesa y excursiones. Todos ellos llenos de la complicidad y el cariño que se siente al pertenecer a una misma familia, la gran familia de la Apostólica, a la que en esta ocasión se sumaron el P. Enrique Tapia, L.C., rector del noviciado de Salamanca, y el P. Jorge Ranninger, L.C., delegado del director territorial para los apostolados, entre otros.
El momento cumbre se vivió con la celebración del Día de la Madre, el sábado por la tarde. Cada una de ellas y muchas de las mujeres que apoyan este centro vocacional, fueron agasajadas con un ramillete de intenciones que los apostólicos y seminaristas prepararon con cariño y amor. Fue precioso ver la emoción en cada uno de sus rostros. Como la Virgen María, ellas han sido las primeras en aceptar y asumir la vocación de sus hijos, confiando en el amor de Dios con una fe incondicional y dando testimonio, como Ella lo hizo, de que vale la pena vivir cerca del Corazón Sacerdotal de Cristo.
El momento cumbre se vivió con la celebración del Día de la Madre, el sábado por la tarde. Cada una de ellas y muchas de las mujeres que apoyan este centro vocacional, fueron agasajadas con un ramillete de intenciones que los apostólicos y seminaristas prepararon con cariño y amor. Fue precioso ver la emoción en cada uno de sus rostros. Como la Virgen María, ellas han sido las primeras en aceptar y asumir la vocación de sus hijos, confiando en el amor de Dios con una fe incondicional y dando testimonio, como Ella lo hizo, de que vale la pena vivir cerca del Corazón Sacerdotal de Cristo.
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