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21 de enero de 2016

Cariño vs. Autoridad: Javier Urra resuelve este ‘conflicto’ en la escuela de padres de Highlands School El Encinar organizada por DIF

Los padres tenemos que dar a nuestros hijos amor y seguridad: amor para “darse al otro” y seguridad de que pueden contar con nosotros. En una sociedad de consumo y de relativismo moral debemos dar ejemplo recorriendo un camino de vivencia de los valores, y de comportamiento recto y moral en la familia: “El niño aprende de lo que ve en su familia”. Con estas ideas, el psicólogo Javier Urra captó la atención del auditorio de Highlands School El Encinar este miércoles 20 de enero para hablar de este supuesto conflicto entre autoridad y cariño con los hijos. En su conferencia se dirigió a los padres con cercanía y mucha claridad de la necesidad de tener un proyecto de vida, de llenarla de contenidos y de decir "te quiero" a nuestros hijos incluso cuando los estamos castigando. Esta es la tercera conferencia que organiza DIF en la escuela de Padre del colegio.


Urra es psicólogo forense en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid. Desde su experiencia y su estudio, dejó claras algunas pautas a seguir por los padres de familia en la educación de los hijos:

  • Tener y ofrecer un proyecto de vida y llenar la vida de contenidos
  • Decir “te quiero”, incluso cuando los estamos castigando. Hablar con ellos con claridad y verdad para que entiendan según su madurez la realidad de los hechos
  • Trabajar contra el “aquí y ahora”. Trabajar la paciencia y admitir la frustración, no acostumbrarlos a la inmediatez, ni dejarse chantajear. El niño se puede convertir en un “pequeño dictador”.
  • En fundamental el entusiasmo en la familia, transmitir la pasión y alegría, disfrutar del contacto con la naturaleza, ser creativos, dar otras soluciones.
  • Hay que valorar y respetar las personas y su dignidad: en el colegio, en la familia, con los amigos...
  • Aunque se vaya contracorriente, hay que enseñar que el dolor y el sufrimiento existen, y más en una sociedad en la que no se quiere hablar de la muerte, en la que se huye del dolor.
  • De trabajar con ellos la resiliencia, es decir el superar las circunstancias más traumáticas de la vida: “Estamos haciendo jóvenes como el cristal, que a la primera dificultad se rompen”. Es necesario que ellos desarrollen la capacidad de diferir gratificaciones, de discrepar, de saber dar una respuesta adecuada cuando alguien les lleva la contraria, hay que saber perdonar y saber perder.
  • Hay toda una serie de valores que no se pueden descuidar como el binomio libertad y responsabilidad; hay que cultivar su espiritualidad, educar en la compasión y la generosidad.

En fin, toda una serie de pautas que, aunque puedan costar a la hora de llevarlas a cabo y, en según qué tema, ir claramente contracorriente con lo que se vive en la sociedad y se difunde de los medios de comunicación, son necesarias para la correcta madurez de los hijos y su éxito como personas. Y no olvidar que “los padres somos los que tenemos la autoridad, debemos hablar de las responsabilidad, del compromiso, del deber ser”.

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