El nuncio apostólico en España, monseñor Renzo Fratini, y cuatro cardenales -Ricardo Blázquez, Antonio Cañizares, Antonio María Rouco Varela y Carlos Amigo Vallejo- arroparon en la catedral al nuevo arzobispo de Burgos, monseñor Fidel Herráez Vegas, durante su toma de posesión. A la ceremonia solemne asistieron además cuarenta obispos y cerca de medio millar de sacerdotes.
En su homilía, monseñor Herráez pidió al nuncio “que haga llegar al Santo Padre su profundo agradecimiento por la confianza que ha depositado en él y el testimonio de su cordial comunión y total adhesión a su persona y a su magisterio como vicario de Cristo”.
También reconoció que "por la misericordia de Dios y porque Él así lo ha querido en su providencia amorosa, estoy hoy aquí, con vosotros y para vosotros", al tiempo que afirmó sentir profundo respeto por el encargo de llevar adelante la misión pastoral encomendada en esta porción del pueblo de Dios, en Burgos.
“Os confieso que siento un profundo respeto al llegar a esta diócesis de antiquísima historia, de profundas raíces cristianas, plasmadas a través de los siglos en esas catequesis esculpidas, como piedras vivas, en esta catedral y en su extraordinario patrimonio artístico; una diócesis de rica tradición cultural, camino de peregrinos hacia Santiago, que imprimen a su paso huellas de fe y de búsqueda de Dios”, dijo a la multitud congregada.
Mons. Herráez manifestó además que sabe que llega “a una diócesis viva, generosa, que ha dado a la Iglesia copiosas vocaciones y numerosos misioneros, rica en carismas y con abundantes logros pastorales por los que tenemos que dar muchas gracias a Dios”.
Concluyó sus palabras abrazando “a los ancianos, a los niños, a los enfermos, a los que cuidan de ellos”. “A todos y a cada uno quiero que os llegue mi saludo y bendición en nombre del Señor”, aseguró.
Con información de Iván de Vargas para ZENIT.org
Mons. Herráez manifestó además que sabe que llega “a una diócesis viva, generosa, que ha dado a la Iglesia copiosas vocaciones y numerosos misioneros, rica en carismas y con abundantes logros pastorales por los que tenemos que dar muchas gracias a Dios”.
Concluyó sus palabras abrazando “a los ancianos, a los niños, a los enfermos, a los que cuidan de ellos”. “A todos y a cada uno quiero que os llegue mi saludo y bendición en nombre del Señor”, aseguró.
Con información de Iván de Vargas para ZENIT.org
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