El motivo de la visita fue estudiar la colaboración entre alumnos de Cumbres School Valencia y las hermanitas, con el objetivo de que las convivencias que anualmente se hacen en cada curso de ESO se celebren allí. De esta forma, los alumnos, además de recibir formación apostólica y espiritual de la mano de las hermanitas, “pongan en práctica la generosidad, la entrega y la caridad que tanta falta hace en la sociedad en la que vivimos, siempre viendo a Jesús en los más necesitados”, explican en el colegio.
Ciertamente, el encuentro fue muy atractivo para todas. Las niñas no querían irse, se encariñaron muchísimo tanto con las hermanitas como los ancianos que cuidaron. Les prepararon los alimentos y les ayudaron a comer, pero también recogieron las mesas, fregaron y dejaron todo preparado para la merienda. Es más, incluso les acompañaron a sus habitaciones para el descanso de la tarde y clasificaron las medicinas de cada enfermo para la cena.
Tras el trabajo, las hermanas les invitaron a merendar con ellas en el jardín. Fátima, una de las chicas de 4º de ESO, cuando ya se estaban marchando, echó a correr de nuevo al edificio porque le había prometido a Rosita que le daría un beso de despedida, y así lo hizo, prometiéndole que volvería: “La alegría en la cara y, seguro que también, en el corazón de nuestras alumnas era indescriptible”, explican en el colegio.
Tras el trabajo, las hermanas les invitaron a merendar con ellas en el jardín. Fátima, una de las chicas de 4º de ESO, cuando ya se estaban marchando, echó a correr de nuevo al edificio porque le había prometido a Rosita que le daría un beso de despedida, y así lo hizo, prometiéndole que volvería: “La alegría en la cara y, seguro que también, en el corazón de nuestras alumnas era indescriptible”, explican en el colegio.
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