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4 de marzo de 2015

Testimonio | Luis: “Que los hijos vean a sus padres hablando de Dios a los demás, con naturalidad, con coherencia... ¡es una inversión a futuro para su felicidad!"

Se llama Luis de la Infiesta, y junto a su mujer, Teresa de Asúa, y sus tres hijos, Teresa, Pepe y Luis llevan yendo de misiones 6 años. Hoy no conciben la Semana Santa sin ir por Asturias o Palencia haciendo algo por los demás. Luis nos explica antes de empezar a entrevistarle que en su grupo hay más de 15 familias: “Os podéis imaginar cómo es de divertido para los niños”. También nos explica que “hay sacerdotes con 40 concejos a su cargo, cada uno con su iglesia y con personas que atender, necesitados de sacerdotes y también de compañía, de ser escuchados, de recordar que la Iglesia sigue viva, que no es algo antiguo y desfasado”.

Esta Semana Santa, Familia Misionera vuelve de misiones entre el 1 y el 5 de abril. Pincha aquí para ver los destinos que hay preparados y cómo informarte y apuntarte.


Ya habéis ido más veces de misiones. ¿Por qué repetís? ¿Acaso no hay otros planes más familiares para Semana Santa?

Por supuesto que sí, hay muchos otros planes en Semana Santa. En nuestro caso siempre hemos ido al campo con los abuelos, tíos, primos... Un planazo para todos, la verdad. Reconozco que durante los primeros años me pasó siempre lo mismo (creo que me sigue pasando): nos montábamos en el coche camino a misiones y durante las 5 horas de trayecto no le dirigía la palabra a Teresa. Estaba furioso por tener que dejar el campo, la buena comida, la buena bebida, los paseos, las siestas. Y todo por ir a rezar, a dormir poco, a pasar frío, a comer poco. Así me sentía, pero al mismo tiempo nunca pensé en dejar de ir. ¿Cómo no iba a hacerlo si era lo que claramente nos pedía el Señor? Y una vez allí, sin saber muy bien de qué manera, Él te acogía y te llevaba. ¡Resultó ser cierto que te da el ciento por uno!

También es cierto que el ir con amigos ayuda. Y no sólo por íntimos como Iñigo y Mercedes. En misiones hemos hecho muchos verdaderos amigos, de hecho nos reunimos una vez al mes para profundizar en nuestra fe y que la llama de esos pocos días no se apague. Y también continuar de algún modo la misión: ahora somos los responsables del Solnight familiar (¡quién nos lo iba a decir...!). Tuvimos la primera experiencia en diciembre, y fue todo un éxito. El párroco estaba encantado, muchísimas personas entraron a rezar, a pedir, a dar gracias al Señor, y nuestros hijos nos dieron un ejemplo enorme. El próximo Solnight de familias será el sábado 14 de marzo en la parroquia de San Pedro el Viejo, os animo a todos a que vengáis. Es una experiencia impresionante.

Luis, ¿cómo es vuestro equipo de misioneros?
La verdad es que siempre hemos estado en grupos grandes, con toda la riqueza que eso aporta. Es muy divertido para los niños y muy enriquecedor para los padres. Este último año coincidimos con Agustín y Mari Ángeles, dos padres ejemplares con un hijo con dificultades. Fue impresionante ver cómo la sonrisa nunca se borró de sus caras. También coincidimos con Rocío, una buena amiga cuyo marido no pudo venir, pero que se trajo a 5 adolescentes hijos de amigos... Una valiente. Otro matrimonio, Iñigo y Mercedes, con su quinto hijo sin haber cumplido todavía un año. Lo de los bebés no parece impedimento, es muy común traer niños de todas las edades y ver cómo los demás se vuelcan en ayudar, como una gran familia. Es así realmente. Hoy somos todos grandes amigos.

Si hablamos de misiones, ¿con qué palabra os quedáis: testimonio, procesiones, tradiciones a mantener, experiencia de familia…?
 
Si hablamos de testimonio, es más el testimonio que recibimos que lo poco que nosotros podamos dar. Tanto por parte de los sacerdotes y consagradas que nos acompañan, como de las demás familias, cada una con sus problemas y sus preocupaciones pero siempre con sonrisa, y sobre todo el agradecimiento por parte de la gente que sólo vemos una vez al año, el párroco a quien ayudamos y todas las familias y pueblos donde misionamos... Todos te enseñan lecciones de vida impagables.

También es el mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos. Que vean a sus padres y amigos hablando de Dios a los demás, con naturalidad, con coherencia... ¡es una inversión a futuro para su felicidad! Lo tenemos muy claro.

Pero además y sobre todo es un momento de encuentro con Cristo. Con Cristo presente en la Eucaristía pero también en las personas que nos acompañan.

Al Papa le gusta hablar de ir a las periferias a llevar a Cristo. ¿Vosotros vais a las periferias?
En nuestro caso los sitios donde misionamos no se puede decir que sean la periferia de ninguna gran ciudad. Son más bien pueblos en zonas rurales, con grandes tradiciones pero con una despoblación durante los últimos años muy importante. En el caso de Asturias, nuestra labor era apoyar a un sacerdote con más de 40 concejos a su cargo, cada uno con su iglesia y con personas que atender, necesitados de sacerdotes y también de compañía, de ser escuchados, de recordar que la Iglesia sigue viva, que no es algo antiguo y desfasado. En Palencia son pueblos mucho mayores, de más de 200 habitantes, con unas tradiciones muy arraigadas, sobre todo en los adultos, y tremendamente agradecidos de que les acompañemos y recordemos que somos una familia.

¿Cómo responden las personas con que os encontráis? Pero, sobre todo, ¿cómo cuando os encuentran como familia misionando?
Nos acogen con un cariño que impresiona, e incluso a veces descoloca... Piensas que por qué, por qué están tan agradecidos y nos agasajan tanto. Pero claro, es que contamos con un arma poderosísima, muchos niños de avanzadilla. Pensad en la idea de ver a diez o veinte niños llamando a sus puertas para saludarles e invitarles a participar en los oficios; de hecho suele cuadrar que quien lleva niños más pequeños ¡suele volver al "campamento base" con más huevos y tomates que el resto! Ahora en serio, cuando llegas a un pueblito y empiezas a charlar con la gente, a recordarles que el cura les tiene muy en cuenta pero que no puede ir tanto como le gustaría, que venimos desde Madrid a estar con ellos, etc., nos lo agradecen una barbaridad, y nosotros siempre volvemos en el coche diciendo lo mismo, que en realidad no hemos misionado, que lo que ha pasado es que nos han misionado a nosotros.

¿Qué ofrece la familia a la hora de evangelizar?
Todos los años le hacemos la misma pregunta a nuestros hijos, que qué prefieren, quedarse en el campo o ir de misiones, y siempre responden rotundamente: ¡misiones! Alguna vez nos han dicho que por qué preguntamos, y que si es que no nos gusta ir... Vuelvo al inicio, no concebimos pasar la Semana Santa de otra forma. El Señor, desde que nuestros hijos entraron en el colegio Highlands primero, y luego en Everest, nos ha ido poniendo una serie de alfombras para que nos acerquemos más a Él. Primero fueron las Misiones, luego un viaje a Roma para la ordenación de más de 60 sacerdotes, luego cursos sobre la educación de los hijos, sobre el matrimonio, el grupo de fe, el Solnight, la consagración a la Virgen, todos los sacerdotes y consagradas que forman parte del Regnum Christi...

¡Y quién me iba a decir a mí todo esto cuando de novios iba a misa por eso de acompañar a mi novia, hoy mujer y madre de mis tres hijos! El Señor, a través del colegio, de amigos como Iñigo y Mercedes, y de mi mujer y mis hijos, no para de creer en mí. Las Misiones no son más que una ayuda en todo el camino, pero una AYUDA en mayúsculas. En mi caso particular, no dejo pasar la oportunidad de hacer un poco de publicidad cada vez que alguien me pregunta qué plan tenemos para Semana Santa.

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