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16 de marzo de 2015

Consagrarse al Inmaculado Corazón de María es "hacer todo por María, con María, en María y para María”

El pasado 7 de marzo un grupo de 36 personas entre padres, abuelos y alumnos del colegio Highlands El Encinar, acompañados por el P. Manuel Salord, L.C., se consagraron al Inmaculado Corazón de María. “Cuando María ha echado raíces en un alma, realiza las maravillas de la gracia que sólo Ella puede realizar, porque sólo Ella es la Virgen fecunda”, explica san Luis María Griñón de Monfort. El lugar escogido fue la Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza.



Le hemos preguntado a Piluca Pérez el motivo de su consagración a la Virgen y en qué debería cambiar su vida a partir de ahora. “Consagrar es reservar algo para uso sagrado, y en concreto consagrarse al Inmaculado Corazón de María consiste en darse todo entero a María y a Jesús por ella”, nos aclara. Es querer ser sus instrumentos: “Dejarse en sus manos; comprometerse a acercar almas a ella y hacerlo todo por María, con María, en María y para María”.

Consagrarse no es algo nuevo en la Iglesia. Ya en el siglo XX “la propia María ha pedido en revelaciones privadas que nos consagremos a su corazón, del mismo modo que en Fátima pidió la consagración de Rusia”. Es más, nos explica Piluca, “los Papas del siglo XX han pedido también, insistentemente, que nos consagremos al Corazón Inmaculado de María”.

Ahora bien, qué va a pasar ahora: “Es difícil saber por qué camino te llevará la Virgen tras la consagración –apunta-; lo que sí es seguro es que será nuestro referente en todo momento”.

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