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20 de febrero de 2015.
P. José Félix Medina, L.C.
Director de Sras. R.C. de Madrid.
Muy estimado en Cristo:
Quiero agradecerle a Vd. y a todo el equipo organizador la profunda experiencia de gracia y renovación que supuso, a mi modesto entender, el congreso sobre “santa Teresa, mujer del Reino”. Durante estos días hemos podido admirar las maravillas que Dios ha realizado en la vida de Santa Teresa: Dios la eligió para renovar el Carmelo y, por medio de él, renovar a toda la Iglesia, inclusive en nuestros días. Esta fuerza renovadora brota siempre de la experiencia personal del Amor de Dios, Uno y Trino. Y hemos visto que esta experiencia tiene lugar en la vida de oración, en la caridad al prójimo, en la humildad y en el desprendimiento de todas las creaturas. Por todo esto Santa Teresa y sus carmelitas descalzas han sido un “carisma”, un don singular de Dios para la Iglesia y la humanidad.
Ahora necesitamos comprender que también nosotros “somos un carisma”, porque la Iglesia ha reconocido solemnemente que la Legión de Cristo y el movimiento Regnum Christi son un don de Dios para renovar a la Iglesia de nuestros días. ¡No es mérito personal nuestro, como no lo fue de santa Teresa, sino parte del Plan de Dios! Por eso tengamos muy claro que nuestra fuerza renovadora brotará siempre y ante todo de nuestra personal experiencia del Amor de Dios, que descubriremos (¡porque el amor de Dios ya está en nuestra vida desde siempre!) en nuestra vida contemplativa (oración y sacramentos), y en abrazarnos con decisión al servicio de los demás y a la cruz de Jesucristo en la forma que se nos presente.
¿Cómo derramó fuera de sí santa Teresa su experiencia interior? Por medio del Carmelo reformado y organizado con el nuevo espíritu religioso, plasmado concretamente en las Constituciones del Carmelo. ¿Cómo lo haremos nosotros? Por medio del Regnum Christi. Por eso es importante comprender que no es irrelevante que las instituciones funcionen bien; todo lo contrario. Por eso es fundamental que conozcamos y apliquemos la espiritualidad, la metodología apostólica y las estructuras del Regnum Christi (equipo-grupo-sección). Sin estos cauces el agua de la gracia no llegará a su destino. Sin esos cauces, todo se queda en emociones, en buenos deseos e intenciones, como santa Teresa señaló en sus escritos.
Es cierto que ni la vida espiritual, ni el trabajo apostólico requieren complejas teorías y metodologías. Pero sí requieren la “determinada determinación” de corresponder a todo el amor de Dios, de cumplir su Santísima Voluntad y de amar al prójimo que Dios nos ha puesto cerca. San Juan de la Cruz dijo que “Dios Padre en Jesucristo ya lo ha dicho todo para nosotros”. A nosotros nos toca vivirlo. Por eso confío en Dios que este congreso nos impulse a vivir mejor nuestro carisma y recordemos con santa Teresa que “es tiempo de caminar” como mujeres y hombres del Regnum Christi para ayudar en la renovación de la Iglesia.
Afmo. en Cristo,
P. José Carlos Zancajo, L.C.
Quiero agradecerle a Vd. y a todo el equipo organizador la profunda experiencia de gracia y renovación que supuso, a mi modesto entender, el congreso sobre “santa Teresa, mujer del Reino”. Durante estos días hemos podido admirar las maravillas que Dios ha realizado en la vida de Santa Teresa: Dios la eligió para renovar el Carmelo y, por medio de él, renovar a toda la Iglesia, inclusive en nuestros días. Esta fuerza renovadora brota siempre de la experiencia personal del Amor de Dios, Uno y Trino. Y hemos visto que esta experiencia tiene lugar en la vida de oración, en la caridad al prójimo, en la humildad y en el desprendimiento de todas las creaturas. Por todo esto Santa Teresa y sus carmelitas descalzas han sido un “carisma”, un don singular de Dios para la Iglesia y la humanidad.
Ahora necesitamos comprender que también nosotros “somos un carisma”, porque la Iglesia ha reconocido solemnemente que la Legión de Cristo y el movimiento Regnum Christi son un don de Dios para renovar a la Iglesia de nuestros días. ¡No es mérito personal nuestro, como no lo fue de santa Teresa, sino parte del Plan de Dios! Por eso tengamos muy claro que nuestra fuerza renovadora brotará siempre y ante todo de nuestra personal experiencia del Amor de Dios, que descubriremos (¡porque el amor de Dios ya está en nuestra vida desde siempre!) en nuestra vida contemplativa (oración y sacramentos), y en abrazarnos con decisión al servicio de los demás y a la cruz de Jesucristo en la forma que se nos presente.
¿Cómo derramó fuera de sí santa Teresa su experiencia interior? Por medio del Carmelo reformado y organizado con el nuevo espíritu religioso, plasmado concretamente en las Constituciones del Carmelo. ¿Cómo lo haremos nosotros? Por medio del Regnum Christi. Por eso es importante comprender que no es irrelevante que las instituciones funcionen bien; todo lo contrario. Por eso es fundamental que conozcamos y apliquemos la espiritualidad, la metodología apostólica y las estructuras del Regnum Christi (equipo-grupo-sección). Sin estos cauces el agua de la gracia no llegará a su destino. Sin esos cauces, todo se queda en emociones, en buenos deseos e intenciones, como santa Teresa señaló en sus escritos.
Es cierto que ni la vida espiritual, ni el trabajo apostólico requieren complejas teorías y metodologías. Pero sí requieren la “determinada determinación” de corresponder a todo el amor de Dios, de cumplir su Santísima Voluntad y de amar al prójimo que Dios nos ha puesto cerca. San Juan de la Cruz dijo que “Dios Padre en Jesucristo ya lo ha dicho todo para nosotros”. A nosotros nos toca vivirlo. Por eso confío en Dios que este congreso nos impulse a vivir mejor nuestro carisma y recordemos con santa Teresa que “es tiempo de caminar” como mujeres y hombres del Regnum Christi para ayudar en la renovación de la Iglesia.
Afmo. en Cristo,
P. José Carlos Zancajo, L.C.
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